La falta de planificación y el avance desproporcionado del sistema urbano sobre el rural, la carencia de obras de revestimiento de canales para frenar las aguas claras y la inexistencia de un plan estratégico para el manejo del agua, ha hecho encender las luces de alerta entre los productores.
La situación se profundiza en el oasis norte, irrigado por el río Mendoza, donde se afirma que, de continuar la actual situación, en cuatro o cinco años puede llegarse a una crisis del recurso hídrico que afectará a todo el sector agrario, pero que alcanzará ribetes irrecuperables para nuestra principal industria, la vitivinícola.
Los datos surgen de un estudio encarado por distintos especialistas a solicitud de las entidades del agro que coincidían en la preocupación, durante las reuniones que habitualmente suelen realizar en el consejo asesor del INTA.
El trabajo destaca que la provincia tiene el 3 por ciento de su superficie cultivada, distribuida en tres grandes oasis y que el recurso hídrico alcanza a 7 mil hectómetros cúbicos de agua superficial y aproximadamente 100 mil de subterránea.
En esencia, no se advierten demasiados inconvenientes en los Oasis Sur y Valle de Uco, pero es sumamente preocupante en el Norte, irrigado por el río Mendoza que es el que tiene mayor concentración de población urbana y donde se encuentran las tierras vitivinícolas más reconocidas, en Luján y Maipú y también parte de las de mayor producción, en la Zona Este.
También destaca que la población urbana se va extendiendo, ocupando sectores que antes eran enteramente rurales, a un ritmo que alcanza 33% de incremento cada diez años.
Se indica que 40% de las tierras bajo riego que tiene la provincia está sufriendo procesos de salinización, erosión o revinimiento, destacando que la falta de impermeabilización de los canales es el motor generador de esa situación y que podría ser provocado -no está enteramente comprobado- por las aguas claras que surgen ahora del dique Potrerillos, en una situación que fue denunciada años atrás en San Rafael como consecuencia de los diques construidos en el Atuel.
En el caso del río Mendoza se está dando también un hecho grave. El consumo de agua potable es de 525 litros diarios por habitante, el doble de lo que se recomienda a nivel internacional como uso racional y se observa también que en los últimos 50 años hubo un retroceso de los glaciares y una reducción en las precipitaciones níveas.
“Estamos frente a una disminución de la oferta hídrica en el río Mendoza”, se indicó, agregando la información que los caudales promedios vienen en caída, aunque la construcción de Potrerillos permitiría morigerar los procesos. “Si no se trabaja rápidamente vamos a ingresar en un proceso de ruptura y de quiebre”, destacaron.
En un principio, las propias entidades han iniciado un proceso de concientización a los efectos de establecer pautas para reducir el consumo de agua. Pero consideran que esa toma de conciencia debe llegar también a la población en general y, a modo de ejemplo, destacaron que muchas de las tierras que anteriormente eran extensos viñedos en las zonas de Chacras de Coria y otras zonas de Luján, ahora están siendo ocupadas por countries que, en el riego de jardines o el llenado de piletas de natación, ocupan más agua que las que utilizaban antes las fincas para el riego a manto.
En ese esquema, la principal actividad afectada es la vitivinicultura, en razón de que, sobre las aproximadamente 320 mil hectáreas cultivadas, 47 está ocupada por viñedos, 27 por ciento corresponde a frutales, 11 a hortalizas, 4 por ciento a olivos, 5 a pasturas y 6 por ciento a forestales.
“De esa manera, el gran dependiente del agua de riego es la vid y será la principal afectada de profundizarse la actual situación”, se indicó, asegurando en ese aspecto que la mitad del agua que se produce en la cordillera se pierde como consecuencia del escurrimiento en los canales y en las fincas.
En ese esquema, los sectores consideran que debe trabajarse en forma urgente en un plan estratégico para no derrochar el recurso hídrico, el que deberá contemplar especialmente la actual falta de planificación urbana, que está afectando al sector rural.
Además, expresa el estudio que los residuos sólidos que se arrojan en los canales (89 por ciento corresponde a envases de plástico) constituyen 140 kilos de basura por metro lineal de agua, lo que entorpece entre 32 y 55% la distribución normal del líquido.
La inseguridad
La inseguridad también está jugando un papel importante en el tema del riego. Según expresaron los dirigentes, se está produciendo un fenómeno especial: a la cantidad de roturas o robos de compuertas, saqueos de transformadores, cables eléctricos y telefónicos, se suma ahora el hecho de que los productores no quieren regar de noche por miedo a los asaltos.
Este tema, el de la inseguridad, fue planteado por los empresarios durante una reunión convocada por el gobernador de la provincia antes de lanzar el acuerdo con los sectores, realizado el viernes.
De todos modos, la seriedad de los números dados a conocer por el estudio sobre el futuro del recurso hídrico, obliga a que autoridades provinciales y legisladores comiencen a trabajar en conjunto con la actividad privada a los efectos de encontrar algún tipo de solución. Y debe hacerse lo antes posible, antes de que los hechos no permitan resolver el problema.
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