Cuando Haití aún no se había recuperado del devastador paso del huracán Gustav, la tormenta tropical Hanna golpeó el país con sus fuertes vientos y causó por lo menos 130 muertos, mientras crecía el temor por el ciclón Ike, que se acerca rápidamente a las costas haitianas.
La seguidilla de tormentas, que se completa con la inminente llegada del ciclón Josephine, que surca el Atlántico detrás de Ike, fue una clara señal de que la temporada de huracanes va camino de convertirse en una de gran actividad, aunque no tanto como la de 2005, cuando un récord de 28 tormentas tropicales, incluyendo el huracán Katrina, cruzaron el Atlántico y el Caribe.
La oficina de protección civil de Haití dijo ayer que la mayoría de las 90 muertes relacionadas con la tormenta Hanna habían ocurrido en la ciudad de Gonaïves, donde ayer las crecidas parecían estar disminuyendo. El Gustav ya había causado la muerte de 77 personas en la empobrecida nación caribeña de nueve millones de habitantes y la tormenta tropical Fay, unas 40 vícimas fatales más, hace dos semanas.
Los residentes de Gonaïves permanecían varados en los techos de sus hogares inundados y el gobierno admitió que desconocía el destino de aquellos que habían estado en hospitales y prisiones. El grupo humanitario ActionAid dijo que sería necesario un importante esfuerzo de ayuda en la nación más pobre de América, escenario de protestas en abril por el alza de los precios de los alimentos.
"Todo el país está bajo agua y la tormenta Hanna ha devastado las cosechas en todas partes", dijo Raphael Yves Pierre, el director del grupo en Haití.
El presidente haitiano, René Preval, dijo que la situación es "catastrófica" y comparó las inundaciones con las provocadas por la tormenta tropical Jeanne en septiembre de 2004, cuando más de 3000 personas murieron en los alrededores de Gonaïves.
Hanna se debilitó levemente ayer, pero todavía tenía vientos de 105 kilómetros por hora; el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés) dijo que hoy podría convertirse en un huracán.
Por ello, las autoridades anunciaron un alerta de huracán para la costa este de Estados Unidos, desde Edisto Beach, Carolina del Sur, hasta Surf City, en Carolina del Norte.
La misión de Estabilización de Naciones Unidas para Haití (Minustah) protagonizaba ayer dramáticos rescates en helicóptero en Gonaïves, una ciudad de 300.000 habitantes, 152 kilómetros al norte de Puerto Príncipe, que quedó totalmente inundada a causa de la tormenta, con hasta tres metros de agua en algunos vecindarios.
"Pudimos rescatar a una veintena de personas que habían quedado aisladas en los techos de sus casas", dijo la vocera de la Minustah, Sophie Boutaud de la Combe. En Gonaïves se encuentra el batallón argentino conjunto que forma parte de la Minustah y realiza tareas de pacificación y ayuda humanitaria en esa ciudad.
El Programa Mundial de Alimentación (PMA), presente en Haití, puso a disposición un barco para enviar 50 toneladas de alimentos.
Mientras tanto, España anunció ayer el envío de cuatro aviones con ayuda humanitaria a Cuba, Haití y Jamaica, y dos aviones rusos llegaron a La Habana, Cuba, de un total de cuatro, también con ayuda humanitaria para los damnificados por el huracán Gustav.
A su vez, Colombia, Venezuela, la Argentina y China, entre otros países, ofrecieron enviar ayuda humanitaria a Cuba, afirmó el diario Granma .
En otra muestra de la gravedad de la situación, el grupo de disidentes cubanos Agenda para la Transición pidió ayer al presidente norteamericano, George W. Bush, que levantara el embargo contra Cuba durante dos meses en lo referido a remesas, paquetes y viajes, para ayudar a los damnificados por el huracán Gustav.
Peligro extremo
El Ike, que se encontraba 1000 kilómetros al este de Haití, adquirió ayer el grado 4 en la escala Saffir-Simpson (de 1 a 5) y se convirtió en un fenómeno "extremadamente peligroso", con vientos de 215 km/h, informó el NHC.
No obstante, el Ike está actualmente lejos de las costas y aún es prematuro prever "si alguna zona puede verse afectada", agrega el comunicado.
La tormenta tropical Josephine también atravesaba ayer el Atlántico detrás del Ike, pero había comenzado a debilitarse.
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