Ya son 40 mil las hectáreas arrasadas por las llamas, en el Valle de Punilla, en las Sierras Chicas, provincia de Córdoba, según estimaciones de la secretaria de Ambiente nacional, Romina Picolotti. Ayer, la situación tendía a neutralizarse, lentamente. La labor de los bomberos había logrado reducir, en lucha contra el viento y la sequedad del clima, el frente de mayor riesgo, concentrando su esfuerzo sobre un foco de unos 200 metros de extensión, al noroeste del cerro Uritorco. El frente había llegado a ocupar más de seis kilómetros en la zona de las sierras de Córdoba y lleva más de cuatro días de actividad. El inicio –que según fuentes de Defensa Civil de la provincia, fue intencional– se produjo en la zona norte del Valle de Punilla. Tres familias debieron ser evacuadas transitoriamente ayer “para que su salud no se viera afectada por el humo”, destacó Gustavo Caranta, titular de Defensa Civil. Se suman a la lista de casi 200 personas que debieron abandonar sus hogares en lo que lleva el desastre. Al trabajo de cerca de 500 personas, entre bomberos, personal de Defensa Civil, policía y Cruz Roja, se sumó el descenso de la temperatura para controlar las llamas.
El fuego comenzó a consumir los pastizales y arbustos bajos de la zona de Ascochinga, una localidad de las Sierras Chicas ubicada a 40 kilómetros al noroeste de la capital provincial, el lunes pasado. Los dos focos iniciales llegaron a cubrir casi siete kilómetros de largo –muchos ardían hasta ayer–, incendiando gran parte de la zona norte del Valle de Punilla, un espacio ubicado entre las localidades de Capilla del Monte y Charbonier. Según el director de Defensa Civil, la inmediata propagación del fuego y las dificultades para extinguirlo se debieron al “clima seco, fuertes vientos, altas temperaturas, escasa humedad; y a la falta de lluvias –la sequía lleva seis meses–”. Según el Servicio Meteorológico Nacional, recién hoy podría llover.
Sin embargo, después del mediodía de ayer, los cinco focos más peligrosos estaban bajo control de los bomberos y del personal de Defensa Civil de Córdoba. El frente ubicado en la zona de La Tramontana, de unos 1000 metros; uno de 1500 ubicado en la zona de cerro Pajarillo; otro que ardía cerca de estancia La Manga, de 800 metros; sumados a dos en las cercanías de la localidad de Copacabana, de 1200 y 300 metros, se encuentran en “guardia de cenizas”, es decir, “apagados, aunque con personal de bomberos trabajando allí para bajar su temperatura y evitar que se reaviven”, explicó Caranta.
En tanto, tres familias –12 personas– que viven cerca de uno de los focos de Copacabana, el de 1200 metros de largo, debieron ser retiradas de sus casas por algunas horas debido al humo ocasionado por las llamas. De esta manera, el número de evacuados a lo largo de los cuatro días que lleva el incendio ya sobrepasó el centenar y medio, aunque fuentes del gobierno provincial aseguraron que todos retornaron a sus hogares. Según Caranta, las evacuaciones se realizaron sólo “como forma de precaución y para que el humo no afectara el estado de salud” de las personas. Ninguna casa fue alcanzada por las llamas.
En la zona continúan trabajando alrededor de 500 personas entre bomberos de 45 estaciones de toda la provincia, personal de Cruz Roja, de Defensa Civil y de la policía. Se utilizaron seis aviones hidrantes –tres pertenecientes a la provincia y otros tres de la flota nacional–, 20 autobombas, dos helicópteros y seis ambulancias.
Por otra parte, el equipo técnico de Defensa Civil de Córdoba está llevando a cabo una evaluación de los daños ocasionados por el fuego y el costo que implicará a la provincia. Esa razón esgrimió el director del organismo al ser consultado sobre la cantidad de hectáreas arrasadas por el fuego: “Sólo se puede estudiar la zona dañada una vez extinguido el fuego. Aún hay focos activos, por lo que cualquier cifra lanzada ahora no se ajusta a la realidad”, subrayó.
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