“Luego de las declaraciones realizadas a distintos medios por parte del administrador del SPAP, Julio Cesar Vargas Yegros, en relación a múltiples obras en ejecución y proyectadas en diversas localidades de la provincia, tendientes a solucionar o paliar la provisión de agua potable, con gran cautela y responsabilidad hemos esperado un tiempo prudencial, a efectos de ver si Pirané merecía una atención preferencial o si este organismo lo consideraba por separado.
Esto, en virtud de la fenomenal crisis hídrica que los piranenses debimos soportar el año 2006 y que, transcurridos dos años del adverso fenómeno, sólo se han aplicado “medidas parches”, que además de ser sólo eso, significan erogaciones permanentes que superan ampliamente el costo de una obra seria, sustentable, definitiva, con visión de futuro y que provea no sólo a la localidad, con cantidad y calidad del vital líquido en cuestión, sino a poblaciones cercanas”, señalaron los concejales radicales Orlando Barslund y Mario Vázquez.
“Ante la indiferencia del organismo provincial, la falta de planteo del propio intendente Salinas y de interventores de la ex cooperativa que administraba la distribución del agua, culminaron su patética gestión, reconociendo su incapacidad con una triste renuncia, es que nos vemos en la necesaria posición de observar la cuestión y aportar al respecto”, añadieron.
“Sabemos que ciudades que superan ampliamente a la nuestra, en cuanto a población e instalaciones fabriles -lo que significa de hecho mayor demanda hídrica-, han solucionado el inconveniente con acueductos -cañerías- que se nutren de ríos periféricos; como ejemplo podemos citar a la provincia de Santa Fe, que tiene en ejecución un proyecto de acueductos para abastecer a 256 localidades”, apuntaron ambos ediles.
“En línea recta, el río Bermejo no se encuentra a más de 70 Km de Pirané, por lo que con una estación de bombeo bajo la dirección técnica del Instituto Nacional del Agua (INA) y la financiación del Ente Nacional de Obras Hidricas y Saneamiento (ENOHSA), cañerías subterráneas de PRFV (poliéster reforzado con fibra de vidrio) o el tradicional PVC (policloruro de vinilo) -esto en función del diámetro o caudal requerido-, la ciudad debería solucionar su problema, prever abastecimiento de futuros asentamientos poblacionales, acabar con lo primitivo y “excelente negocio” que significa la contratación de camiones para el transporte del agua, desterrando definitivamente lo indignante que significó para los piranenses el año 2006, donde niños imploraban por un vaso de agua y la solución llegó de mano de la naturaleza”, enfatizaron.
“Aun si esto significara erogaciones inmediatas al Gobierno provincial, más tarde las mismas se amortizarían, porque entre potabilizar agua de una represa y de un río -agregando que a Pirané por la distancia existente, la misma llegaría incolora- la diferencia económica es abismal y los beneficios en calidad inconmensurables, sólo se explica esta inacción si por efecto se esté dejando sin “changa” a algún “eficiente y cumplidor proveedor estatal” de productos químicos.
Pensar en esta obra, hasta se puede considerar una utopía, si consideramos que el SPAP provincial se comprometió hace más de un mes -aún no cumple- a proveer de dos simples cisternas al barrio Caá Cupeí, donde numerosas familias, de la tercera ciudad de la provincia, polo productivo y cultural por excelencia de la región, no tienen agua ni para beber”, acotaron.
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