El estudio que contempla la instalación de miniturbinas a lo largo del canal Cacique Guaymallén está relacionado con un proyecto que se encuentra en comisiones del Senado, referido a la investigación y desarrollo tecnológico de pequeñas centrales. Un tema que merece la consideración, tanto de funcionarios como de legisladores.
El crecimiento sostenido que tuvo la economía en los últimos años -a pesar de la caída registrada en los últimos meses- no vio su correlato en la generación de fuentes de energía.
Es así entonces que el país debió llegar a acuerdos con Brasil para la adquisición de energía hidroeléctrica (usando para ello los tendidos de redes que en su momento se ocuparon para venderle energía a aquel país) y la compra de gas a Bolivia, para poder hacer frente a los requerimientos invernales.
El problema de la escasez de energía afecta particularmente a las industrias locales, porque la necesidad coincide con las épocas de mayor consumo. En verano, porque se la utiliza para la elaboración del vino durante la cosecha y el procesamiento de frutas en las fábricas de dulces y, en el invierno, porque las bodegas la necesitan para los procesos de fraccionamiento o funcionamiento de equipos y las fábricas para la mantención del frío en los frigoríficos.
Frente a esa contingencia, los empresarios han recurrido a la adquisición o alquiler de generadores, para no verse perjudicados por los habituales cortes de energía producidos por el mayor consumo.
En ese esquema, resulta interesante y merece un estudio más profundo la iniciativa impulsada por el Instituto Tecnológico Universitario, en sociedad con la cámara que nuclea a los industriales metalúrgicos, destinado a la construcción e instalación de pequeñas centrales hidroeléctricas a lo largo del canal Cacique Guaymallén.
El emprendimiento ya fue presentado a las autoridades del Gobierno esperando la posibilidad de un aval de factibilidad. Según la iniciativa, podría lograrse una potencia instalada de 100 kilovatios como máximo, lo que permitiría abastecer a parte de la población del Gran Mendoza.
Paralelamente a ese posible emprendimiento, se encuentra en comisiones de la Legislatura un proyecto de ley que impulsa la declaración de interés provincial a la investigación, desarrollo tecnológico, fabricación local e instalación de micro, mini y pequeñas centrales para generación de energía eléctrica, a partir el uso de fuentes hídricas.
El proyecto contempla el fomento de esa modalidad de generación de energía y el de la investigación y el desarrollo, indicando que podría ser utilizadas en zonas donde no existe generación o su disponibilidad es insuficiente, para utilización propia o comunitaria, pero sin fines de lucro.
Dice el proyecto que el Poder Ejecutivo deberá coordinar, con las universidades e institutos de investigación, el desarrollo de tecnología innovadora aplicables al aprovechamiento de las fuentes de energía renovables; promocionará, identificará y canalizará apoyos para fomentar esa investigación e instrumentará beneficios impositivos y financiamiento para esos emprendimientos.
Son dos iniciativas que corren por caminos paralelos y que podrían conjugarse en una sola para que queden contemplados todos los aspectos.
Habría que considerar también la situación en que queden las empresas que decidan hacer la inversión, instalando miniturbinas para evitar el alquiler o la compra de generadores. En este caso, estarían utilizando una fuente renovable y no contaminante y serán ellos los que deberán evaluar los costos y si les resulta o no viable la iniciativa.
Pero todo lo que signifique ahorro de energía o generación de nuevas fuentes, exige la consideración de legisladores y funcionarios públicos. |
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