Los desechos y las aguas residuales se han convertido en la principal amenaza de los ríos y quebradas de la provincia de Coclé.
Los estudios de la calidad de agua realizados por la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) en los últimos seis años muestran una degradación en la calidad del agua.
Juan Jaén, de la dirección integrada de cuencas de la Anam de Coclé, señala que la principal amenaza de las fuentes de agua está relacionada con la degradación de los suelos y la pérdida de la cobertura boscosa, lo que trae como consecuencia una alteración en los regímenes hídricos.
Aunado a esto, el desarrollo urbano, actividades agropecuarias e industriales, los desechos sólidos y el vertido de aguas residuales han afectado severamente la condición de muchos ríos y quebradas.
Simón Martínez, ambientalista, manifiesta que la contaminación de los ríos y quebradas de la provincia ha empeorado en los últimos años y ahora no solo afecta las urbe, sino también a las poblaciones rurales.
Advierte que con la crisis de basura generada en Penonomé, los ríos y quebradas del área norte están siendo severamente afectados, por lo que como ambientalistas exigen una mayor vigilancia de las autoridades.
Ceferino Castrellón, presidente de la Red de Grupos Agroambientalistas de la provincia, añade que el tema es realmente preocupante y coincide en que además de la tala y la degradación de los suelos, el uso de agroquímicos y otras sustancias contaminantes ha contribuido a dañar los afluentes.
Indica que lo más inquietante es que, a pesar de las denuncias, las autoridades no parecen tomar acciones realmente ejemplarizantes, pues se conforman con hacer recomendaciones para evitar daños futuros, pero nadie paga los ya causados.
Según Castrellón, la condición de los ríos y quebradas que conforman la reserva hídrica del Guacamaya y la cuenca del río Grande, la más importante la provincia, de la que forma parte el río Zaratí que abastece de agua a la ciudad de Penonomé, está gravemente afectada.
En lo que va del año 2008, la oficina regional de la Anam ha recibido seis denuncias por contaminación de ríos y quebradas, la última provocada por un derrame de combustible que mató cientos de especies en una quebrada que desemboca en el río La Estancia en Juan Díaz de Antón y por la cual se abrió un expediente de investigación.
Jorge Carrera, director regional de la Autoridad Nacional del Ambiente, señala que la mayoría de las denuncias se dan por vertido de aguas residuales en las fuentes de aguas superficiales que hacen sobre todos los promotores de proyectos de viviendas.
Penonomé y Aguadulce, por su desarrollo urbano, son los distritos que mayores problemas presentan en contaminación de los afluentes sobre todo por basura y aguas residuales, informa.
Ríos en decadencia, según Laboratorio de Calidad Ambiental
Desde el año 2002, la Autoridad Nacional del Ambiente a través del Laboratorio de Calidad Ambiental de la entidad, realiza un monitoreo de la calidad del agua de los principales ríos del país y sus hallazgos no son alentadores.
En Coclé son monitoreadas la cuenca del río Chico, la cuenca del río Grande, que incluye los ríos Coclé del Sur y Zaratí, y la cuenca del río Antón. El laboratorio analiza variables como pH, temperatura, turbiedad, conductividad, oxígeno disuelto y análisis fisicoquímicos de plaguicidas, entre otras.
Estos estudios muestran que los ríos tienen una tendencia de media a mala en la calidad de agua, y aunque algunos pueden ser utilizados para tomas de agua de plantas potabilizadoras en las partes altas, en las partes bajas solo son recomendables para algunos usos.
Los coleiformes fecales son los principales contaminantes de los ríos, precisamente porque a muchos de ellos, como ejemplo el Zaratí, reciben aguas residuales.
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