El verde se fue amarronando y la sequía se convirtió en un flagelo para miles de productores agropecuarios argentinos en los últimos dos años. Entre la presente campaña y la próxima, la ganadería y la agricultura perderán al menos 4 mil millones de pesos.
Según registros del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), Chaco, La Pampa, Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Corrientes, Formosa y Río Negro sufren la sequía con carencias de hasta 700 milímetros de lluvias.
El Gobierno Nacional decretó el pasado 22 de agosto la emergencia agropecuaria para las primeras cinco provincias mencionadas que fueron beneficiadas, en total, con 25 millones de pesos.
La suma de las cifras reconocidas por cada una de las provincias, consultoras privadas e instituciones como el INTA, indica que las perdidas económicas alcanzarían a $ 1500 millones sólo por ganadería, entre esta campaña y la próxima.
A la muerte de al menos 750 mil vacas se añaden millones de hectáreas de siembra devastada que ya registra, según las entidades agropecuarias, una pérdida de $ 2500 millones.
Debido a las condiciones actuales, en varias zonas del centro-norte del país existen productores que decidieron no concretar la cosecha, ya que sus costos son más elevados que la pérdida de la producción.
La Cámara de Diputados de la Nación tratará en los próximos días dos proyectos de resolución para paliar dos problemas claves: los incendios de pastizales en el Delta del Paraná y la prolongada sequía que afecta a casi todo el país.
El proyecto de ley habilitaría a la Secretaría de Comercio a resarcir e incentivar a pequeños productores ante perjuicios climático con fondos por un total de 320 millones de pesos.
El Litoral -a pesar de tener a los ríos Paraná, Uruguay y Bermejo, entre otros- es una de las regiones más afectadas. Dos de las provincias más pobres del país, como lo son Chaco y Corrientes, no escapan a la problemática.
El noreste, centro y sur de Chaco –en emergencia desde marzo- presenta "sequía absoluta", con un déficit de 700 milímetros de lluvias -según datos del SMN-, aunque los productores prefieren denunciarla como "sequía estructural", por la falta de obras públicas de gran magnitud como redes hídricas artificiales.
Es el caso de la localidad de Pampa del Indio, ubicada a 220 kilómetros al noreste de Resistencia y a 1220 de Capital Federal, lugar al que llegó Infobae.com y en el que no llueve lo necesario desde 2000.
Francisco Baricheval, cuarta generación de pequeños productores, contó a este medio que el ganado "camina, quiebran las piernas y cae seco, muerto de sed y hambre. Mientras, la producción de terneros sólo toca el 30 por ciento".
Al no llover, no crecen las pasturas y los ganaderos de hacienda reducida, sumidos un sus pérdidas conceptuadas como "irreversibles", no alcanzan a comprar alfalfa. Debido a ello, no sólo mueren animales sino que los que quedan no dan cría.
Según Baricheval, el kilo de ganado flaco en pie no llega a los 70 centavos. "Oportunistas se hacen un tiempo, compran los animales, los trasladan a campos de otras provincias, los engordan y obtienen un rédito de hasta 500 por ciento", explicó.
Desde abril pasado, las autoridades provinciales realizan operativos de asistencia. Transportan agua en cisternas, camiones y tanques a algunas zonas, pero la demanda es superior y la necesidad imperiosa se ratifica: faltan lluvias y megaobras de infraestructura fluvial.
El gobierno correntino decretó el mismo día que la Nación –retroactivo al 1 de julio último- la emergencia que repartiría $ 30 millones en diez departamentos donde las pérdidas alcanzaron en 2008 a $ 110 millones.
Mburucuyá es uno de los departamentos más afectados y se estima que la mortandad de animales llega al 23 por ciento del total, con unas 15 mil cabezas perdidas.
Allí, trabajadores del Parque Nacional Mburucuyá abrieron las puertas de unas 600 hectáreas de la reserva ecológica al ganado de la zona para asistirlo con pastura controlada.
El principal responsable del Parque, Gerardo Elst, explicó a Infobae.com que el objetivo es socorrer a los productores y capacitarlos para que luego realicen un mejor manejo de los recursos naturales en sus propios campos.
El proyecto –que actualmente es un éxito- fue creado por los propios guardaparques de Maburucuyá, será de tres meses de ejecución y busca llevar a los productores de una ganadería extensiva, tradicional y prehistórica, a una intensiva, controlada y sustentable.
De esta manera, los guardaparque buscan una salida para que las pérdidas no sean totales y, sin lugar a dudas, tratan de establecer políticas conservacionistas claves para el equilibrio en la naturaleza.
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