Dijeron que están cansados de hacer los reclamos a la Municipalidad, de presentar notas, de llamar por teléfono y de que pase el tiempo sin tener respuestas.
También aseguraron estar cansados de escuchar siempre las mismas excusas: “Que los camiones están rotos, que falta personal, que no hay gasoil, que mañana, que pasado y así va”.
Mientras tanto, el vecindario engrosa una lista de reclamos entre los que mencionaron: luz en las calles, desmalezado de terrenos, desagote de pozos negros, señalización y arreglos de arterias.
María Caraballo, Nicolás Benza, Carina Guevara y Silvia de Bressán, integrantes de la comisión vecinal cuya jurisdicción abarca las calles Jorge Newbery, Pedro Martínez, Pedro Aranguren y Salellas, dieron detalles de la historia de los pedidos y de los bemoles de gestionar ante la Comuna.
Así las cosas dijeron sentirse “abandonados” y considerados sólo a la hora de exigir el cobro de los impuestos. “Acá el único que llega es el señor que nos trae la boleta, los demás creen que no existimos”, resumió Guevara.
EMPANTANADOS. Las calles del barrio son de tierra con una capa delgada de broza. Los vecinos vienen solicitando “un mejorado” en las arterias, pues afirmaron que con la primera lluvia aparecerán los problemas para transitarlas.
Así las cosas, agradecieron la falta de precipitaciones durante el invierno, pues han presentado, sin suerte, notas y reclamos telefónicos. Otro requerimiento es la limpieza de terrenos baldíos y apuntaron especialmente a los más grandes. El principal, de una hectárea, está ubicado en Newbery, Antonio Bonel, 813 y 808.
ALUMBRADO. “Vienen y nos arreglan una (lámpara del sistema público) y se rompen dos o dejan dos o tres sin arreglar”, describió Caraballo. A modo de ejemplo mencionaron la calle Bonel: “Arreglaron un tramo y al otro lo dejaron” sin reponer (entre Jorge Newbery y calle 808). “Ahora Bonel no tiene ninguna luz”, contaron, tras lo que añadieron que por el lugar pasan muchos vecinos.
Paralelamente a esa deficiencias, mencionaron el pedido de extensión de línea en determinadas zonas. Un sector es calle 813, otro ingreso al barrio. Una situación similar ocurre con Newbery, en el tramo entre la Segunda Brigada Aérea y la escuela que funciona en el sector.
“Ahí hay una sola luz y nos han dicho que el problema es que dos veces se han robado 2 mil metros de cable”, relataron. Lo cierto es que es que hay expedientes presentados en la Municipalidad y el pedido duerme desde hace un año.
El barrio no tiene red de cloacas y los pozos negros se rebalsan seguido debido a que es zona de vertientes. Viven unas 100 familias y la mayoría son trabajadores de escasos recursos. Con ese panorama, la vecinal no ha conseguido en los últimos diez meses que la Comuna realice desagotes.
“Nos contestan que no hay camiones o que no tienen gasoil o que falta personal. Estoy llamando tres veces a la semana, he presentado tres planillas porque tenemos una jurisdicción enorme y no nos dan respuesta”, relató Caraballo.
Aunque la situación ya venía mal desde el año pasado -de junio a noviembre se hicieron sólo tres desagotes-, las cosas empeoraron en este período cuando no se hizo ninguno, afirmaron.
La falta de servicio pone en aprietos a los habitantes, pues los depósitos se llenan cada 15 días y un servicio privado cuesta entre 70 y 80 pesos, una erogación inalcanzable para buena parte del vecindario.
Los vecinalistas tenían anotados unos 50 pedidos y recordaron que a principios de año fueron a oficinas municipales (en Cinco Esquinas) y convinieron que al menos una vez al mes se realizaría un operativo. Nada de eso ocurrió.
Tocan timbre y preguntan dónde están
“Es común que la gente toque timbre y pregunte a qué altura de la calle está”. Así detallaron los vecinos otro inconveniente del barrio Miguel David Este: la falta de señalización de las calles.
Un ejemplo de la carencia de chapas es un tramo largo de Miguel David. Además el barrio tiene calles identificadas con números, pero que ahora ya tienen nombre. El problema es que no fueron colocados los carteles nomencladores, explicaron.
La falencia es un escollo a la hora de recibir correspondencia. “Las cartas llegan a una casa y depende de la voluntad del dueño repartirlas”, aclararon.
Para destacar
Con tensión irregular. El servicio eléctrico es irregular en la zona, pues “la tensión baja y sube”. Los vecinos reclamaron ante la distribuidora Enersa y consiguieron que se repongan los cables de una cuadra, pero la falla persiste en otros sectores del barrio. “Los cables son muy viejos, antes había una casa por cuadra y ahora hay diez”, contaron los vecinos de Miguel David Este.
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