Las Indígenas retiran agua de aljibes comunitarios para proveerse del vital líquido que ya está escaseando en la zona del Chaco Central.
FILADELFIA, Chaco (Marvin Duerksen, corresponsal). La sequía cíclica chaqueña ya tiene seis meses y en todo este período llovió, por ejemplo, en esta ciudad un total de solo 42 mm.
La última lluvia grande fue el 9 de marzo, con 24 mm. Esta situación afecta a casi todos los hogares, escuelas rurales, internados, la producción primaria y al buen estado de los caminos, porque las motoniveladoras no pueden trabajar los terraplenes sin humedad.
La población más pobre siente más rápidamente y con mayor impacto la falta de agua potable y algunos se mudan de sus lugares, convirtiéndose en refugiados ambientales. Pero también en los centros urbanos del Chaco Central se siente fuerte la sequía, porque el agua potable alcanza precios irrisorios hasta 30 G./litro.
Tras la declaración de emergencia, el Gobierno está preparando un programa asistencial para los tres departamentos del Chaco. En Boquerón, la Gobernación integra el comité de emergencia nacional.
En este momento, la Gobernación dispone de solo un camión cisterna, que vuelve a fallar, porque se heredó un parque automotor de la anterior administración en pésimo estado. El secretario de Pueblos Originarios, Rodolfo Hildebrandt, dijo que lo peor de todo es que hasta la fecha no saben cuánto les queda del presupuesto anual, porque todavía no terminó el confuso y obstaculizado traspaso administrativo. Aún así, se han transportado ya unos 700.000 litros de agua a diferentes comunidades.
El funcionario dejó en claro que el actual fenómeno es similar al de años anteriores y en cierta manera se está acostumbrando a este tipo de situaciones en el Chaco.
“En el tema de la falta de agua, un 80% se registra en zonas donde hay agua, pero los sistemas de bombeo y cañerías que proveen el vital líquido a las comunidades están en estado de abandono y falta mantenimiento”, acotó.
Por otro lado, hay comunidades donde realmente ha llovido muy poco, como Yalve Sanga, Campo Largo, Casuarina y otros. “Ahí sí la situación es bastante critica”, dijo Hildebrandt.
Otro caso es la de Mistolar, en zona del Pilcomayo, donde la comunidad nivaclé ya no tiene agua.