Pisando un osario, Friedmann recordaba, "en la década del '50 padecimos una situación similar, no había agua, y el alimento para los animales escaseaba. Allí, entre varios productores decidimos trasladar nuestras vacas a otros campos, en Córdoba o al sur de la Provincia, pero hoy esos lugares están atravesando el flagelo de esta sequía".
La mortandad
Mirando la tropa que se deslizaba a paso tranquilo, el productor judío advertía, "uno se da cuenta que el animal cuando se va alejando de la manada es porque ya busca su sitio para arrodillarse y ya no pararse más, así mueren. Y no hay forma de recuperarlo, por más que uno le suministre alimentos necesarios el vacuno perece en pocos días".
En esta situación, no menos de treinta animales eran apartados por el arriero que conducía un centenar de animales de invernada y lecheros.
"Acá se nos va un pedazo de todo lo que tenemos, es muy difícil seguir.
Creemos que si esto sigue la cosa se va a poner muy difícil para continuar".
Agregando que "Nosotros no planteamos el pasado, lo que se perdió ya está, no lo recuperamos más, pero debemos pensar en el futuro. El tiempo que se toman las autoridades no es el mismo tiempo que tenemos en el campo. Por eso insistimos ante las distintas autoridades provinciales, funcionarios y legisladores, de que se apuren las medidas de auxilio para las producciones ganaderas. Los anuncios están pero los fondos no le llegan inmediatamente al productor y este se sigue endeudando, sigue resistiendo y se desgana ante la pérdida inevitable de toda sus producción" dice Friedman.
La caña de azúcar
En este campo solamente, y en sólo tres meses, perecieron 20 cabezas de ganado, en la montaña de osamenta, uno nota rápidamente que el hambre y la sequía se llevó animales de invernada, lecheros y otros tantos terneros. "Al no encontrar su alimento o su ración diariamente, los animales se van debilitando, se van cayendo y por más que uno insista en querer acomodarlos nuevamente, el animal no se levanta más. Hoy aquí en este campo, como en otros, se alimenta al ganado con alimento que compramos en otros lugares del país. En estos últimos meses se alimentan algunos rodeos con caña de azúcar, una experiencia nueva para todos nosotros. Encontrar reservas es muy difícil" acotó el ruralista.
Herman Friedman, ante este panorama desolador segura "si la ayuda del Gobierno no llega rápido todos estos campos quedarán despoblados y sin vida. Nadie va a seguir produciendo nada. Los tambos se van a cerrar definitivamente y al final el campesino terminará vendiendo lo poco que le queda y acabará en la ciudad, solo añorando otros viejos tiempos" dedujo.
El diagnóstico de INTA
Los últimos pronósticos de precipitaciones no se dieron y la lluvia seguirá ausente por varios días más. Ante este duro diagnóstico, el ingeniero Javier Caporgno, responsable de la Agencia de extensión rural INTA Ceres, y miembro de la Asociación para el desarrollo regional Ceres- Hersilia, contó "hoy por hoy en la región son escasas las ofertas de alimentos. No hay rollos, rastrojos, ni alfalfa. Muchas de las reservas ya se terminaron. Aumentan los costos de producción, hay menos plata en el bolsillo del productor y eso afecta a toda nuestra economía".
En la zona de Ceres, según el registro hídrico de estación, sólo cayeron 214 mm en todo lo que va del 2008, "esto provocará que haya una muy baja producción, empezará la mortandad de hacienda, y ante este cuadro hemos exigido a las autoridades, que se aceleren los trámites de la emergencia agropecuaria. Ojalá que esta vez esas ayudas no lleguen tarde, que se reformule la ley para que el productor logre salvar su producción lo antes posible" advirtió.
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