El devenir del comercio ganadero local enfrenta proyecciones cada vez más desalentadoras, frente a rodeos que se van diezmando en sus principales categorías, dejando campos con escasos animales jóvenes y fuerte reducción de vientres.
Esa liquidación de fábricas de terneros, todavía no provocó faltantes de hacienda en el mercado interno, pero los efectos de la sequía aún no mostraron toda su crudeza y el presagio generalizado en la actividad es que, en pocas semanas, se presentará un escenario de peligroso achique en las reservas pecuarias del país.
Desde el vamos, comenzaron a llegar críticas desde mercados externos, que cuestionaron el recorte que se registró en los envíos de carne desde Argentina, en una cumbre mundial del sector. Allí, el país recibió un fuerte cuestionamiento de uno de sus principales compradores de cortes bovinos, la Unión Europea (UE) que, sin dudar, expresó que el comercio con nuestro país se ha interrumpido en varias ocasiones en los últimos tiempos. Remarcó que esa situación provocó importantes dificultades de abastecimiento para una serie de compradores del bloque comercial.
Además, este año, la Argentina incumplió en casi 1800 toneladas la cuota Hilton, los cortes de mayor calidad y precio que la UE importa sin aranceles, a un valor que ronda los 20.000 dólares por tonelada.
En el ámbito nacional, en tanto, pareciera que observaron datos de alguna otra producción, pues salieron a afirmar que aumentaron las exportaciones de carne argentina... Les faltó aclarar respecto de qué mes y de qué año, ya que, sobre las 550.000 toneladas autorizadas para vender al exterior, los exportadores sólo pudieron embarcar algo más de 330 mil y no son alentadoras las proyecciones de cerrar mayores negocios hasta fines de este año.
Afuera, la sequía sigue tallando, por lo cual no se reduce la oferta de hacienda: hay que sacarla de los campos por falta de alimentos, malvender los animales y seguir liquidando vacas, en especial porque la ganadería aún no es tema prioritario de debate para el Gobierno Nacional.
Todos los operadores coinciden en que esta sobreoferta se cortará abruptamente apenas ocurran lluvias importantes, así como que persiste la incertidumbre acerca de los pasos que darán las autoridades para impedir la desaparición lenta del capital más competitivo que tiene el país.
Analistas de la actividad evaluaron esta semana que la prolongada sequía que castiga a las mejores tierras del país, tendría varias consecuencias inmediatas, como mínimo: se mantendría elevada la oferta pues los productores se ven obligados a vender. En el mediano plazo, el impacto se sentiría sobre el nivel de preñez, por la inminencia en la llegada de la próxima temporada de servicio.
Por si el escenario no resulta complicado aún, por la gravedad de la sequía, los criadores esperan la merma de por lo menos un millón y medio de terneros, por menor servicio dado a las vacas y porque ya hay regiones y rodeos donde se habla de daños irreversibles. Y al cuadro descripto falta agregarle que se acentúa el proceso de liquidación, definido como muy grave hasta el momento.
Especialistas como Juan Llauró e Ignacio Iriarte puntualizaron esta semana que los efectos serían dos: el aceleramiento de la liquidación ganadera, y la gestación de una camada de terneros y terneras para el 2009 marcadamente inferior a lo habitual.
Para colmo de males, diariamente se recuerda que en pocos años, de seguir ausentes las políticas sectoriales, Argentina deberá importar carne, algo impensado históricamente en el país de las vacas.
(*): DyN.
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