Bryant Sears, vestido con un traje impermeable especial, desecha restos de medicamentos y paquetes contaminados en el Hospital Abbott Northwestern, en Minneapolis. Los desechos se colocan en latones separados, dependiendo de los requerimientos para cada artículo.Los hospitales e instalaciones de salud de Estados Unidos vierten millones de libras de fármacos sin usar al sistema de alcantarillado, contaminando así las aguas potables del país, según una investigación de Associated Press.
Se trata de medicamentos vencidos, recetados en exceso o innecesarios. Algunos simplemente se botan porque los pacientes no quieren tomarlos, no los toleran o mueren con casi 90 días de dosis de medicamentos sin usar.
Pocos de los 5,700 hospitales y 45,000 asilos del país mantienen información sobre el volumen de medicinas que tiran. Pero sobre la base de una pequeña muestra, la AP proyecta un cálculo a nivel nacional de por lo menos 250 millones de libras de medicinas y envases contaminados. Y no hay modos de separar ambas cosas.
Las autoridades normativas restringen severamente el uso de medicamentos por receta para evitar que caigan en manos indebidas. Pero esas mismas normas también hacen que las medicinas puedan manejarse como basura, según los encargados de normas ambientales de los hospitales.
Muchos prefieren enviar las medicinas a incineradores para evitar que contaminen el agua, pero los hospitales y asilos terminan por tirarlos en lavamanos e inodoros.
El problema es enorme porque más de 365 medicinas están controladas por la Dirección Antinarcóticos (DEA), equivalente al 12 por ciento de las medicinas por receta. Eso incluye muchos tipos de narcóticos, estimulantes, antidepresivos y esteroides, medicamentos como codeína, morfina, oxicodona, diazepam y metilfenidato.
En el Hospital Abbot Northwestern de Minneapolis, la enfermera Keri Osborne abrió recientemente un salón vacío en una unidad quirúrgica donde es necesario pasar por un lector de huellas dactilares antes de verter medicamentos controlados en el lavabo.
"Para los dolores de espalda se recetan muchos narcóticos'', explica. Gran parte de lo que se desecha son inyectadoras a las que les queda parte de medicamentos contra el dolor.
Aunque conocido por su dedicación a incinerar los medicamentos desechados, este hospital tira cuatro galones de sustancias controladas al año por el drenaje, dice Steven Waderich, administrador de desechos peligrosos.
Desecharlos debidamente es demasiado costoso.
En la cercana Robbinsdale, el North Memorial Medical Center vierte 50 galones de sustancias controladas anualmente, en lugar de pagar los $25,000 que le costaría desecharlas de manera segura, dice Jerry Fink, coordinador ambiental.
Parte del costo se debe a normas federales que dictan que cualquiera que maneje substancias controladas debe estar certificado como agente de policía o inscrito con la DEA. Eso se aplica a farmacéuticos, distribuidores, incluso personas que manejan las sustancias como basura.
Y las autoridades estatales aplican las pautas federales.
Un centro asilo común y corriente, que no tiene que inscribirse con la DEA, no puede recoger medicamentos controlados para desecharlos.
Incluso la destrucción de drogas controladas tiene que documentarse meticulosamente para que no caiga en manos de adictos. Las instalaciones médicas normalmente envían a una persona para que dé testimonio cuando se vierten substancias controladas en lavabos o inodoros.
Muchos expertos en desechos desean modificar las normas para que más empleados puedan desechar medicamentos controlados. "Y para decir verdad, la DEA no ha cooperado mucho en ese sentido'', dice Catherine Zimmer, de la Universidad de Minnesota.
Pero eso podría cambiar. La DEA declinó solicitudes de entrevista pero la portavoz Rogene Waite dijo: La DEA estudia normas para permitir la destrucción segura y efectiva de los medicamentos controlados''.
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