Con el fin de evitar que se incremente el número de muertos por el paso del devastador huracán Ike, que anteayer azotó Texas, cientos de rescatistas trabajaban ayer contra reloj en busca de aquellas personas que, pese a las órdenes de evacuación, decidieron permanecer en sus casas durante el paso del temible ciclón.
Según datos oficiales, más de 2 millones de personas fueron evacuadas de las regiones costeras de Texas, donde el huracán se cobró la vida de por lo menos dos personas. Pero la mayoría de las otras 140.000 personas que desoyeron el llamado de abandonar sus hogares ante el avance del huracán aguardaban ayer la llegada de los socorristas para ser rescatadas.
En la mayor operación de búsqueda y asistencia de la historia del estado, un vocero de la oficina del gobernador de Texas, Rick Perry, informó que "cerca de 2000 personas fueron rescatadas, incluidas 394 que fueron socorridas por vía aérea". Otras 600, en tanto, fueron recatadas en Luisiana, donde dos personas murieron a causa del huracán.
"Ojalá me hubiera marchado. Las consecuencias [de no haberse puesto a resguardo] podrían haber sido muy graves", dijo ayer Colbert Butler, un residente de la isla de Galveston, situada a pocos kilómetros de la costa, tras ser rescatado. "No quise partir enseguida, pero cuando todo empezó a hacerse añicos y mi hija temblaba de miedo, tomé la decisión de ir a un refugio", contó Ashia Turner, otra isleña.
En Galveston, donde Ike tocó tierra primero, la guardia costera trabajó durante todo el día buscando posibles sobrevivientes, mientras que en la ciudad de Houston, la cuarta entre las más grandes del país, las intensas lluvias, que ayer no dieron tregua, complicaban los esfuerzos de rescate.
En esa ciudad, situada a 70 kilómetros de la costa, el paso de Ike, la primera tormenta que golpeó con fuerza una zona metropolitana estadounidense desde el huracán Katrina, en 2005, destruyó ventanas de rascacielos, llenó las calles de agua y escombros, y dejó sin electricidad a gran parte de sus 2,2 millones de habitantes.
Toque de queda
Ante este desolador escenario, y por razones de seguridad, las autoridades locales decretaron el toque de queda, que durará por lo menos una semana. "La medida es necesaria por razones de seguridad. Hay un importante número de desechos en las calles y numerosos barrios están a oscuras", precisó el alcalde de Houston, Bill White, a la CNN.
Por su parte, el jefe de la policía de Houston, Harold Hurtt, dijo que el toque de queda, que continuará vigente por lo menos hasta el sábado, entrará en vigor cada noche a las 21 y se levantará a las 6 del día siguiente.
En un intento por evitar que se repitan las críticas que recibió tras el paso del huracán Katrina por su reacción tardía, el presidente George W. Bush anunció ayer que viajará mañana a Houston para expresar su apoyo a los damnificados.
"Iré el martes para expresar el respaldo del gobierno federal", afirmó el mandatario, que anteayer había declarado Texas zona de desastre federal. "El gobierno federal va a suministrar 1,5 millones de litros de agua y un millón de comidas diarias para ayudar a las personas desplazadas", agregó.
El paso del Ike, que con ráfagas que superaron los 200 kilómetros por hora barrió la costa y parte del interior de Texas, causó, además, la mayor interrupción en el suministro eléctrico en Estados Unidos en los últimos tres años, a raíz del cierre preventivo de 15 refinerías petroleras de Texas. Ello generó un fuerte aumento en los precios del combustible por bombeo.
"Debido a los apagones eléctricos y las inundaciones, las refinerías permanecerán cerradas ocho o nueve días más, por lo que la nafta refinada va a escasear", advirtió ayer la senadora por Texas Kay Bailey Hutchison.
En cuanto a las pérdidas por los destrozos, la empresa privada Eqecat estimó que podrían ascender a 18.000 millones de dólares. Esta cifra, sin embargo, podría incrementarse a medida que se conozcan los daños que generó el Ike en todos los condados y ciudades de Texas.
Pese a que aún tenía vientos de hasta 56 kilómetros por hora, el Ike se debilitó ayer a depresión tropical, mientras arrojaba lluvias sobre Arkansas y se movía a través de Missouri.
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