Las sequías cíclicas cada año tienen un gran impacto por falta de infraestructura.
Hace seis meses que no llueve más en el Chaco, pero aun así esta temporada seca es un fenómeno normal que puntualmente vuelve a aparecer cada año. Las sequías cíclicas pueden durar cuatro a seis meses, lo que es normal, pero también pueden extenderse mucho más allá, hasta 10 meses y más. Esto hace difícil la vida en el Chaco para toda la población, y cada sector lucha para aguantar hasta las primeras grandes lluvias.
Actualmente, la sequía en el Chaco ya dura seis meses y la situación se torna cada vez más difícil para parte de los sectores indígena y campesino, la población urbana, internados rurales y todo el campo, donde escasea sobre todo el pasto para los animales.
Sin embargo, mirando la estadística de esta ciudad, el margen de lluvias hasta fines de septiembre no está tan mal, con 534 mm de lluvias caídas. Comparando con los últimos siete años, inclusive es una buena marca, superada solamente en el año 2003, con 576 mm.
La dificultad del agua en el Chaco en realidad no es la falta de agua, ya que los promedios anuales, como 800 mm, en el Chaco Central son considerables. El gran desafío que impone el Chaco a su población es que el régimen de lluvias está muy mal distribuido, es decir, seis meses con gran potencial de precipitaciones y otros seis meses con pocas o ningunas probabilidades de lluvias. Esto significa cosechar y almacenar lluvia cuando cae, ya que sigue siendo la principal fuente de agua. En el almacenamiento está el cuello de botella tanto para la población en general como para los sectores industrial y primario. La gran pregunta es: ¿cómo es posible juntar suficiente agua para garantizar su aprovisionamiento durante gran parte del año? Esto es principalmente una cuestión de la disponibilidad de recursos económicos, para la construcción de aljibes, techos seguros, diferentes tipos de tajamares, molinos de viento, superficies de almacenamiento y otros. Mucha tecnología adaptada a la zona ya se conoce y se aplica.
El aumento de población y crecimiento de la industria local solo tendrán un horizonte en el futuro con la construcción de un acueducto, fuente de agua segura. Sin embargo, esta obra solucionará solo parte de la escasez de agua en el Chaco Central, porque las condiciones climáticas, en general, quedan las mismas. Por eso, la construcción de aljibes y más tajamares es una prioridad, y también el buen mantenimiento.
En los últimos días la gobernación informó que el 80% de las comunidades en este departamento no tiene agua, porque sus instalaciones no fueron mantenidas en buen estado, mientras en muchos asentamientos los tajamares aún están con el vital líquido.
Los camiones cisterna llegan a Irala Fernández
Panorama un poco más alentador se tuvo desde ayer en este distrito, ubicado a 390 km de Asunción, por la ruta Transchaco. Llegaron los camiones cisterna de la Secretaría de Emergencia Nacional y comenzaron a abastecerse en las estancias que disponen aún de agua.
Los que tienen medios recorren el Chaco en busca de agua, pero los nativos dependen de la ayuda estatal.
Al tiempo de realizar la distribución del vital líquido, en especial a las aldeas indígenas de La Patria, se instaló un centro de entrega de víveres, en el predio de la radio Pa’i Puku. Asimismo se efectuaron las primeras atenciones médicas en improvisados locales, pero faltaron medios de transporte para trasladar a las personas afectadas por la deshidratación y que viven en comunidades muy lejanas.
También ayer fueron vistos en la zona un camión cisterna de la Gobernación de Presidente Hayes y un equipo médico liderado por la Lic. Gladys Cattebecke. secretaria de Salud del gobierno departamental.
La jornada de la víspera fue de una fiesta en la comunidad, a pesar del difícil momento que viven los pobladores. A la esperada asistencia de la Secretaría de Emergencia Nacional se sumó el festejo de aniversario de la emisora Pa’i Puku, que cumplió 13 años.