Mirando el cielo y las nubes, con la esperanza que la lluvia siga cayendo, como ocurría ayer por la tarde en todo el central agrícola, y con el ganado alrededor pastando los resecos pastos, la situación del sector ganadero golpea a los productores dedicados a esta actividad, a la vez que condiciona su desarrollo.
Ayer, mientras se realizaban estimaciones de las pérdidas ocasionadas por la sequía, comenzaba a caer una llovizna en gran parte del territorio provincial, lo cual hacía renacer la esperanza dado que frena por un lado el alto riesgo de incendios y, por otro, permitirá que el pasto vuelva a crecer.
Si bien el problema de la sequía fue generalizado, el golpe lo están recibiendo los productores ganaderos que no salen del asombro ante una sequía histórica, que obliga a que “tengamos que rematar las pocas vaquitas que nos estaban quedando”, en el decir de Mario Fogar, de la Sociedad Rural de Sáenz Peña.
Es que la mayoría de los productores no lo hace por antojo, ni por obtener un negocio medianamente rentable, sino porque no hay condiciones para poder alojarlas en los campos, dado que no hay aguadas, ni pastos verdes, y alimentarlas, es todo un problema de gran envergadura.
De acuerdo con las consultas efectuadas por NORTE, en todas las zonas ganaderas del Chaco los valores de la hacienda son muy bajos con respecto a otras épocas del año, agravados por las condiciones que impone el estado del ganado, que no permite la concreción de fletes de mayores distancias que las normales.
En este marco de situación, fue el propio presidente de la Federación Chaqueña de Asociaciones Rurales, Fechasoru, Carlos Robledo, que aseguró en declaraciones radiales que la extrema sequía presente en las regiones ganaderas del Chaco obliga a los productores a desprenderse de sus animales a precios bajísimos. Los precios de los novillos en la zona no exceden los 2,70 $/kg en pie, mientras que por las vacas conserva apenas se paga entre 0,60 y 0,75 $/kg, según datos entregados desde la Sociedad Rural de Sáenz Peña.
Hasta el aserrín comen las vacas
“Es muy grave, hace muchísimos años que no vemos una cosa así, el otro día cortamos un árbol con la motosierra y las vacas se acercaron para comer el aserrín, a lo mejor porque tenía humedad”, comentó Eduardo Sbucky, pequeño productor de la zona norte de Napenay.
Se agota el riego
En tanto, las represas que sirven para que los camiones municipales extraigan agua para el riego de calles se van agotando, lo cual genera aún más preocupación al municipio de Sáenz Peña, ya que, como se observa en la fotografía, el agua que se saca del reservoreo de la calle 28 y avenida 1, se va agotando. |
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