Llovió este viernes como estaba previsto en los pronósticos. Pero también como estaba pronosticado, llovió muy poco: unos 10 a 15 milímetros en promedio en el domo central agrícola de la provincia.
Un nivel que esta lejos de solucionar los problemas de la prolongada sequía, pero que servirá para darle un fuerte impulso a cultivos de esta época como el girasol.
Sobre Sáenz Peña, entre viernes y sábado llovió 8,2 milímetros. Pero lo más positivo de esta lluvia fue que se dio lo largo de varias horas de la noche y la madrugada siguiente que permitió un mayor aprovechamiento de la humedad, para que la misma se incorpore mejor al perfil del suelo.
Precipitaciones que por esta característica, trajeron un buen impulso para el cultivo del girasol que se pudo sembrar recientemente con la poca humedad del suelo que aportaron los chaparrones que se registraron el mes pasado.
Sumado a que un alto porcentaje de productores aprovecharon esta última lluvia para arriesgarse también a una siembra tardía de esta misma oleaginosa. Para aprovechar los buenos precios de este producto, a costa de posibles caídas de rendimientos y calidad del grano que se puedan registrar cuando los lotes maduren fuera de la fecha recomendada.
Sólo Chaparrones
En el marco de una prolongada sequía, los pocos chaparrones que se registraron entre agosto y lo que va desde septiembre, llevaron a los productores a volcarse decididamente a la siembra de girasol. En parte impulsada por el fracaso de otros cultivos que no se pudieron sembrar en otro fecha a causa de las malas condiciones climáticas.
Por eso, el girasol en la época en que se pronostica que podrían volver las lluvias, parece la respuesta de los chacareros a un año agrícola que se presenta con serias dificultades. Por lo cual se estima que este oleaginoso podría incluso superar el área de siembra de la campaña pasada a causa de factores que van desde el precio de este grano al fracaso de otros productos.
Más que nada fue la necesidad de los agricultores que los llevó a sembrar desde mediado del mes de agosto, aún sin asegurarse la suficiente humedad necesaria en el perfil del suelo. Pero también porque el girasol es uno de los productos más rentables de las últimas campañas, además que requiere de bajos costos de producción comparativos.
Desde principio del mes de agosto eran oscuras las perspectivas para esta oleaginosa por la sequía histórica que afecta a la provincia y viene desde el mes de enero. Entonces se hablaba que la falta de lluvias podría hacer que la siembra de girasol corriera la misma suerte de fracaso que afectó al trigo que este año no se plantó nada.
Pero estas condiciones cambiaron promediando la segunda semana de agosto. Cuando se registró una lluvia que fue de entre 15 y 20 milímetros en distintas zonas del domo central agrícola.
Allí los ánimos de los chacareros se modificaron rotundamente, y se volcaron en tropel a los comercios a preguntar por los precios y disponibilidades de las semillas del girasol. Porque otra lluvia le permitiría pensar en iniciar la siembra aún cuando la sequía no se terminó.
Esa primera lluvia fue del 12 de agosto, con menos de 20 milímetros. Después hubo otra el 28 del mismo mes, con aproximadamente 10 milímetros. Con una llovizna en medio. Y esta humedad cambió rotundamente las cosas con respecto al girasol.
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