En la semana negra de las Bolsas, del Big Bang del riesgo país, de los juicios de la inseguridad y el reclamo docente, me asaltó un viejo presentimiento. Leí las nuevas advertencias de Los Andes ("En 5 años puede faltar agua urbana y para riego") y el jueves fui a escuchar a científicos del CELA, el Cricyt y el Ianigla.
Deduje: presos de las encuestas -que miden su estándar electoral, empujados por otras angustias de la gente- difícil que en la Casa de Gobierno se encarguen de priorizar la Gran Cruzada del Agua Escasa. "A la gente le angustian otras cosas", se excusan y esgrimen inversiones de los últimos años (modestas ante lo que debe hacerse).
No figuraron entre las notas más leídas esta semana los artículos en los que Los Andes advirtió -de nuevo- sobre el cambio climático y la escasez inminente del agua.
Se agrava, insisten los científicos: urge replantear. No sólo hubo diagnóstico: surgió la gestión pública discontinua, demorada y fallas de enfoque, mirando el presupuesto y a las prioridades de obras o a los acuerdos entre el gobierno provincial y el nacional. No es tan extraño: el agua no es cultura en casa -como los desnudos de Tinelli- ni en los debates del café. En las escuelas, apenas. Pero el riesgo del agua crece.
De los huarpes, al nuevo mundo. En el campo todavía riegan como los huarpes, a tarifa subsidiada: sólo el 10 % de las fincas (las grandes) tiene métodos modernos -goteo, aspersión- y el agro consume el 85% del agua del río. De cada 100 litros del río, a la planta llegan 30: el resto se insume en los antiguos canales de arena. En los hogares se consume 3 veces el promedio urbano mundial (pasamos de los 526 litros por habitante por día, a los 680.
Lejos de los 250 que indica la Organización Mundial de la Salud). ¿Y los medidores? En el inodoro, la ducha, los jardines, los country y los baños públicos escasea el corte automático, como en los países que se tomaron en serio el asunto. "Una hectárea cultivada consume entre 11 mil y 14 mil metros cúbicos de agua por año; esa misma hectárea urbanizada consume 3 veces más", calcula el Iadiza.
En estrategia de Estado, algunas muestras: la increíble cesión de casi 1.000 millones de pesos, hecha por Cobos a la Nación, a cambio de las promesas de De Vido en el proyecto eléctrico de Portezuelo en el Grande (entre las que no se menciona el trasvase de aguas al Atuel). Y el arreglo dudoso de Jaque con Cristina y La Pampa por el Atuel y los canales del sur. No es fácil entender que discutimos 45 años la construcción del embalse de Potrerillos y nunca más otro.
¡Es el único sobre el río Mendoza, cuyas aguas inconstantes surten al 65% del PBI y casi al 70% de la población! ¿Y la salinización y el aumento de las napas? Bajo tierra tenemos otros diques: ¿qué hacemos con la recarga de los acuíferos subterráneos y su equilibrio de reserva (deficitario en el Norte, apenas en el límite en el Valle de Uco). O con los pozos subterráneos viejos y oxidados: el 30% de los 14.000 actuales contamina y está directamente para el cegamiento compulsivo (sobre todo en el Este, a la derecha del río Mendoza) y la concesión de los nuevos (¿En serio habilita uno nuevo a cambio de cegar uno viejo?).
¿Cómo entender que llevamos 16 años discutiendo la Ley de Ordenamiento Territorial -uso del agua incluido- y recién este año se presentó el Plan Ambiental que prevé la ley respectiva desde hace 12 años? Anda en trámite un trabajo conjunto que comprometieron el Ianigla, Irrigación y el Gobierno para financiar el estudio de la influencia del cambio climático -humedad, agua disponible, aumento de las temperaturas ambientales- con efecto en las producciones principales (vides, oliva, ajo, fruta y hortalizas para nuestras conservas, turismo).
En el llano sólo este verano llovió más de 240 mm, contra el promedio histórico anual de 200 mm. Habrá -explican- menos nieve en la montaña (de hecho se diluyen los glaciares proveedores) y menos caudales en los principales ríos (el INA-CELA calcula un promedio del 8 al 10% menos en los próximos 15 años; pero más grave en los del norte). El secretario Guillermo Carmona pone fichas en su Plan Ambiental y jura que Jaque "priorizará su política de infraestructura del agua" (¿Lo dejarán la seguridad y el año electoral?).
Promesas de la Rosada y el Barrio Cívico
Salvo que Cristina y Jaque conviertan en hechos sus promesas desde el salón Blanco de la Rosada, angustiados por mejorar sus respectivas imágenes en baja. Prometieron poner en trámite los proyectos de Portezuelo, en Malargüe (el que Kirchner le prometió a Cobos en 2006 y para el que no hubo antes ni hay dinero previsto en las obras del presupuesto 2009). Que no incluye el trasvase de aguas al Atuel, argumento por el cual Cobos cedió los 800 millones del juicio ganado por Mendoza por los perjuicios de la promoción industrial.
Los técnicos de Irrigación dicen en los pasillos, que le advirtieron que ese crédito "pudo ser usado para más embalses, canales y transformación del riego tranqueras adentro". Jaque y Cristina pueden esgrimir el inicio del trámite para la línea Comahue-Mendoza y la habilitación del tramo Beazley-La Dormida del gasoducto, pero ojalá que alcancen también hechos concretos en los proyectos de los embalse de Los Blancos I y II en el Tunuyán y Uspallata o Punta de Vacas en el Mendoza (de los que no hay movidas reales después de los anuncios), viejos proyectos de la antigua Agua y Energía, olvidados hace 25 años. O presionar la promesa del zar de la obra pública, De Vido, de poner 340 millones de pesos para las obras en los canales del Atuel, como contraparte de los compromisos del polémico acuerdo con La Pampa.
A De Vido sólo le interesa la futura electricidad de Portezuelo -muy poco el agua para el Atuel- y son tiempos de baja en los recursos nacionales (aunque viene un año electoral y tal vez abunde la magia). Irrigación promete 90 millones en canales en los próximos 2 o 3 años y jura que está preparando la lista de la red de canales del sur, para De Vido y La Pampa.
Compromiso condenado aquí por la oposición y los históricos del derecho de aguas. O sea: en vísperas de año electoral, es poco probable que Jaque juegue otras fichas al convenio, como no lo hará por la minería. Cabe esperar que se anime a repetir la corajeada de las excarcelaciones y el no al cambio de horario, a contramano del criterio de la Rosada. Es probable: sabe que los K ya no son los de antes y aquí le suman.
La cruzada ausente
Hay esfuerzos dispersos, no política de Estado perseverante. Para ampliar la capacidad de embalse (en el Tunuyán y en el Mendoza no podríamos almacenar un tercio del aporte anual con los diques actuales); para impermeabilizar más canales (a pesar de la inversión reciente, hay regiones que no llegan al 15 o 20% del total de la red de canales); para modernizar el riego tranqueras adentro (tienen goteo o aspersión menos del 10% del total de la superficie cultivada).
Para resguardar los acuíferos de reserva. Incentivar al que ahorra y castigar al que dilapida o contamina (dice el CELA que en 10 años el costo del agua subirá 8 veces).
Sería bueno imitar a los líderes, que priorizaron las políticas públicas del agua escasa, sin amilanarse por las pancartas. A Emilio Civil lo criticamos 50 años por construir el Parque "porque iba a faltar gasa en los hospitales" y por Potrerillos discutimos medio siglo.
Hay que mirar a los grupos corporativos, en cuyas empresas se prioriza el cálculo del agua escasa para sus emprendimientos. Saben que no hay nada posible, público o privado, sin el agua segura. Sin ella, la vida y los proyectos suenan a quimera.
|
|
|