La energía eléctrica producida por la fuerza de las vigorosas olas del océano Atlántico, cerca de las costas del norte de Portugal, a partir de ahora iluminará los hogares de unas 6.000 personas.
La generación de electricidad usando las olas del mar ya existe a nivel de prototipos experimentales en varios puntos del planeta, pero Portugal se convirtió desde este martes en el país pionero en todo el mundo al hacerlo a escala de consumo comercial.
Al inaugurar el Parque de Olas de Aguçadoura, ubicado frente a la costa de la septentrional localidad de Póvoa de Varzim, el ministro de Economía, Manuel Gomes Almeida de Pinho, auguró que la producción energética a partir de las olas dentro de 10 años tendrá la misma importancia que hoy tiene la eólica.
Las fuentes renovables son en la actualidad la base de "por 40 por ciento de la producción de energía eléctrica" en Portugal, dando especial realce a las centrales solares y a la utilización de los vientos, "que hace sólo 15 años no eran nada" sino "sólo una técnica experimental", apuntó el titular de economía al inaugurar oficialmente el proyecto.
Gomes Almeida de Pinho resaltó que en la actualidad Portugal y Dinamarca son "los países más avanzados del mundo en esta técnica" de aprovechamiento de la energía de las olas.
La importancia del proyecto reside precisamente en su carácter pionero y en su expansión posterior, porque en términos de inversión y producción de electricidad aún las cifras son modestas.
Los 12,5 millones de dólares dedicados al Parque de Olas de Aguçadoura se traducirán en una primera etapa de alimentar con energía eléctrica el equivalente a un pueblo de unos 1.500 hogares habitados por un promedio de cuatro personas.
El parque cuenta con tres máquinas con tecnología británica, que oscilarán al ritmo de las olas, generando la pequeña cantidad de electricidad de 2,25 megavatios, equivalentes a la de un aerogenerador de un parque eólico.
Sólo un confite en la torta energética nacional de un país de 10,2 millones de habitantes, como reconocen sus promotores, pero su importancia reside en su expansión futura, aseveran los dirigentes de la ibérica Enersis y de la firma escocesa Ocean Power Delivery (OPD), su asociada tecnológica.
La captación de electricidad a partir del mar también se lleva a cabo en Italia desde 2006, cuando se comenzó el proyecto para producir energía de las fuertes corrientes marinas del estrecho de Messina, que separa la isla de Sicilia del resto del país. Los portugueses en cambio, aprovechan las altas y potentes olas del océano Atlántico.
Es una cantidad modesta, pero es la etapa inaugural de "la primera central energética del mundo que usa el oleaje como fuente de energía renovable", explicó a durante una visita de IPS a la planta hace dos años el ingeniero Rui Barros, director y responsable del sector de nuevas actividades de Enersis.
Enersis es considerada la empresa líder en el sector de energías renovables, con vasta experiencia en el uso de fuentes hidráulicas, fotovoltaicas, eólicas, geotérmicas y de biomasa en la península Ibérica.
Según cálculos del ministerio de Economía, la producción de energía a partir de las olas oceánicas puede adquirir en los próximos 40 años un valor correspondiente a 30 por ciento del actual producto interno bruto portugués, de 188.548 millones de dólares.
Antonio Sarmento, director del Centro de Energía de las Olas, asevera que Portugal podría controlar 10 por ciento del mercado mundial de esa tecnología y de los equipos para la construcción de este tipo de centrales, una suma que se vaticina en 385.000 millones de dólares.
El montaje de estructuras del proyecto inaugurado este martes se realizó en los astilleros navales de Peniche, 125 kilómetros al norte de Lisboa, con la construcción de tres enormes tubos, llamados "pelamos".
Los tubos, de 142 metros de largo por 3,5 metros de diámetro, se balancean semisumergidos, divididos en tres secciones y unidos por dos anillos con junturas con hoyos de entrada, en un conjunto llamado modulo de conversión energética.
El interior del módulo contiene un sistema de bombas hidráulicas de alta presión, que se activan en base al movimiento transmitido por las olas a la estructura tubular gracias a la zozobra, que al accionar el sistema hidráulico hace arrancar los tres generadores.
El oleaje hace balancear los "pelamos", que varían continuamente el ángulo de apertura de las junturas de los anillos, y su movimiento es usado por los generadores para convertir la energía cinética en electricidad, la que después se trasmite a tierra firme en cables submarinos, entrando en la Red Eléctrica Nacional.
La instalación de los equipos había sido prevista para fines de 2006, pero sufrió sucesivos atrasos.
Finalmente "el parque está operacional", señaló Barros sin disimular su júbilo, al tiempo de anunciar que el proyecto prevé una segunda fase --sin adelantar fechas-- con otros 27 "pelamos", sumando 20 megavatios , y más tarde en varios puntos del litoral portugués, ampliando la capacidad a más de 550 megavatios.
Estudios del Centro de Energía de las Olas estiman que la costa de Portugal tiene un potencial para la instalación de equipos para la captación de 5.000 megavatios de potencia de energía de las olas oceánicas.
La inauguración de Aguçadoura es la culminación de 12 años de ardua investigación y cuando ha pasado un lustro del inicio de este proyecto, que contó con la asistencia financiera de la Unión Europea y el apoyo de la experiencia de dos décadas de estudios realizados por el Instituto Superior Técnico de Lisboa.
Seguir al frente en el desarrollo de este sector "es uno de los objetivos de Enersis en los próximos años y no sólo en el mercado nacional", explicó Barros al augurar la continuación de la colaboración con OPD, porque esa empresa "opera desde 1997 en este mercado, donde alcanzó un nivel de ‘know-how’ (conocimiento) inigualable en el mundo".
Para avanzar con el proyecto de las otras 27 centrales serán necesarios unos 110 millones de dólares, 15 por ciento de los cuales provendrán de fondos públicos y el resto sostenido por financiamientos bancarios y por la sociedad establecida entre OPD y Enersis.
Una ventaja fundamental de estas 27 centrales es la defensa del ambiente, porque, según el ingeniero, su actividad se traducirá en "un ahorro de emisiones de dióxido de carbono (el principal gas invernadero) a la atmósfera equivalentes a 60.000 toneladas anuales".
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