César Viegas, un vecino de Caleta Córdova, barrio de la zona norte que hace casi diez meses sufriera el derrame de petróleo en sus costas, se instaló en el ingreso al muelle de bajamar junto a sus hijos y amigos para exigir la presencia de autoridades, que considera responsables del desastre ecológico.
El derrame de crudo, ocasionó la mortandad de aves y perjuicios económicos a los vecinos del sector que por mucho tiempo no pudieron realizar su habitual trabajo en la pesca artesanal.
Admitiendo que en la actualidad hay discusiones entre los vecinos, porque algunos recibieron ayudas económicas y otros se manifiestan en contra de los subsidios ya que entienden que los inconvenientes ocasionados con el derrame no se pueden “salvar” con dinero.
El pescador también se confiesa que antes de tomar la decisión de cortar el paso a sus colegas y vecinos en el acceso al muelle de bajamar, mantuvo una charla con sus familiares, en la cual les comentó la decisión tomada.
Viegas admitió que el único en su momento que se acercó a dialogar y reconoció errores fue el viceintendente Sergio Bohe y que los vecinos del barrio cuestionan el lento accionar de la justicia ante el gravísimo hecho que alteró los hábitos y costumbres de la comunidad pesquera.
“Nos equivocamos, en atender primero a los pingüinos y nunca a los chicos, al igual que en la contingencia del desastre ecológico”, dijo haber reconocido Bohe ante los vecinos que desde un primer momento, buscaban una salida al perjuicio laboral y económico sufrido.
Viegas, que reside a metros del muelle y a metros de la costa de Caleta Córdova se preguntó el rol del Comité de Emergencia que debió contrarrestar, a través de distintas tareas, los efectos negativos producidos por éste derrame de crudo.
Resaltó que existe un organismo en Kilómetro 3 que trabaja en simulacros de derrames, además de la manipulación de sustancias peligrosas que debió presidir dicho Comité de Emergencia y no el intendente de la ciudad.
Asimismo denunció que los lobos marinos que estaban en las costas del barrio y que se podían apreciar desde distintos sectores, entre otros, desde el muelle, murieron afectados por el incidente. “Puedo documentarlo con fotos que tomé en el lugar. Murieron todos porque nadie los atendió y personalmente me acerqué hasta el lugar para poder salvar a un ejemplar”.
Además dijo que en su momento, ofreció a las Fundaciones que trabajaron en el desastre ecológico, su predio para trabajar en conjunto, pero la respuesta fue negativa.
“No le puede dar a los abogados que lean sólo una página por día, porque la causa tiene más de mil fojas”, pidió el indignado vecino de Caleta Córdova a la Jueza Federal, Eva Parcio de Seleme, quien tiene a su cargo la investigación del hecho.
Cansado de esperar respuestas, César Viegas en nombre de sus colegas pescadores adelantó que la medida de protesta iniciada en el muelle continuará con acciones más duras y directas.
El vecino de Caleta Córdova desestimó que se llegue al corte de los pasos de petróleo de los buques cargueros pero anticipó que se pretende llegar “hasta las últimas consecuencias”.
También pidió que el ex secretario de Gobierno, José Manuel Corchuelo Blasco debiera llegar al lugar y responder las inquietudes de los vecinos que todavía padecen los efectos negativos del derrame acontecido en diciembre pasado y que tuviera un impacto mundial a través de los medios.
Según Viegas, durante el trabajo de remediación que se realizó en las costas del Caleta Córdova, lamentablemente no se dejó actuar a mucha gente de vasta experiencia, entre otros actores nombró a Greenpeace.
“Primero estaban las empresas de los amigos de los funcionarios”, denunció. De esta forma también cuestionó al secretario de la Producción de la Municipalidad. “Me robó el proyecto de maricultura que le había enviado hace un tiempo para impulsar en el sector, pero luego del derrame lo implementó, dejándome afuera del mismo”, dijo respecto al funcionario municipal Eduardo Arzani.
Como parte de las denuncias que se suman a la falta de respuestas, incluyó la falta de convocatoria de los dieciséis maricultores que desde el año 1996 trabajan en las costas del barrio, pero que luego del derrame no fueron considerados por quienes llevaron adelante las tareas de remediación.
Finalmente acusó que muchos vecinos que tienen más de cinco hijos, por salir a denunciar públicamente lo que pasaba en el barrio, los amenazaron con quitarles las tarjetas sociales.
Dentro de la propuesta iniciada con el acompañamiento de una parte de los vecinos de Caleta, adelantó que comenzará a tomar del agua que, según los peritos no está contaminada, pero que a su entender “sólo tiene bacterias”.
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