Lejos de cualquier señal de alivio, en las últimas semanas se agudizó aún más la situación provocada por la grave sequía que afecta las tierras productivas del país.
Trigo y maíz son los cultivos más perjudicados, por el alcance del déficit hídrico -de lluvias y en suelos- también siguen extendiendo su nocivo efecto sobre la producción ganadera.
La provincias más complicadas son La Pampa, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Tucumán y Chaco, con pérdidas que si bien aún no se traducen en cifras oficiales de la Secretaría de Agricultura y el INTA la recopilación de datos de gobiernos provinciales y fuentes privadas da cuenta de un daño de al menos $ 1.700 millones, análisis más pesimistas sitúan la merma de hasta $ 4.000 millones. La depresión incluso ya provoca la cancelación de ferias agropecuarias como ocurrió el pasado fin de semana en Vera, en el norte de Santa Fe.
Está confirmado que la productividad de los cultivos caerá fuerte, en torno a un 25%, aún si se cumplieran los pronósticos de precipitaciones, las cuales están previstas recién para los primeros días de octubre.
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