La actual sequía cíclica del Chaco tiene un comportamiento totalmente normal. Comparando las estadísticas de lluvias por ejemplo de esta ciudad, hasta ahora es normal con 534 mm. Comparando con los últimos ocho años, es una buena marca, superada solamente en el año 2003 con 576 mm. Sin embargo, esta sequía cíclica vino coincidentemente con el cambio de gobierno, lo que hundió a los gobiernos departamentales en una incertidumbre administrativa. Para salir de este impasse, las tres gobernaciones del Chaco (Presidente Hayes, Alto Paraguay y Boquerón) solicitaron al gobierno la declaración de emergencia nacional. “Se vio la necesidad de buscar una forma de ayudar a la población, especialmente la más carenciada, en la necesidad de agua y alimentos, y nos pusimos de acuerdo las gobernaciones del Chaco para pedir apoyo a la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN)”, dijo el gobernador de Boquerón, Walter Stoeckl.
La SEN a su vez declaró el Chaco en emergencia para poder recibir donaciones internacionales.
Esta ayuda rápida, a través de la distribución de víveres, agua y atención médica, solo puede ser un parche y debe ser acompañada por proyectos de mediano y largo plazo. También el gobernador Stoeckl dijo que la “sequía es cíclica y queremos buscar la diferencia con un plan de 1.000 aljibes por año, porque queremos solucionar esto de que no se declare así nomás cada año emergencia en el Chaco”.
Muchos indígenas del Chaco viven en la indigencia, por el abandono del Estado.
Los indígenas del Chaco Central, tanto urbanos como rurales, en parte viven una situación diferente, porque hace 50 años son asistidos por los menonitas. Hoy día, la Asociación de Servicios de Cooperación Indígena Menonita (ASCIM) cada año invierte más de G. 10.000 millones en cooperación integral, la mitad de este dinero proviene de aportes de los socios de las cooperativas. La demanda crece cada año, por el fenómeno de migración interna.
Bolsas de víveres donados por el Gobierno de los Estados Unidos, listas para ser distribuidas a las comunidades afectadas por la sequía en el Chaco.
La sequía intensifica la pronunciada emergencia en el sector aborigen en toda la Región Occidental, olvidada por el gobierno central. Por eso, los reclamos de asistencia se dirigen en primer lugar hacia el sector público, pero al mismo tiempo se contraponen con el rally, un deporte visto por muchos indígenas y diferentes organizaciones como un privilegio de algunos pocos, incompatible con la pobreza de sufren los sectores más vulnerables del Chaco. Por eso, organizaciones como la Coordinadora de los Pueblos Indígenas del Chaco (CPI-Chaco), la Coordinadora de los Líderes Indígenas del Bajo Chaco, la Organización del Pueblo Enhlet Norte (OPEN) y la Organización del Pueblo Nivacle (OPN) han manifestado su rechazo al Transchaco Rally, calificándolo una “grosera ostentación” y “destrucción del entorno físico y social chaqueño”. Se adhirió la Conferencia de Religiosos Católicos.
SEQUÍA Y SED DE PROTAGONISMO
Las arcas vacías que encontraron los gobernadores de Presidente Hayes, Boquerón y Alto Paraguay habrían sido el principal motivo para solicitar al Gobierno central la declaración de emergencia en la Región Occidental.
El problema se dio con el cambio de gobierno y la urgencia de cumplir con las promesas electorales. Entonces, los nuevos jefes departamentales aprovecharon la sequía y la sed de protagonismo del ministro de Emergencia, Camilo Soares, para pedir la ayuda nacional e internacional para repetir el asistencialismo de siempre.
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