Hay otros fenómenos, más allá de las intensas lluvias, que facilitan las inundaciones cada vez que azota un huracán e incluso hasta una depresión tropical.
Se conoce al dedillo dónde van a ocurrir los aluviones, lo que permite aplicar medidas preventivas, pero ¿cómo podemos impedirlos o, al menos, evitar que alcancen grandes dimensiones con su secuela funesta?
Entre las causas que contribuyen a las inundaciones, en determinados lugares, está la situación de los cauces de ríos, cañadas y arroyos, muy dañados por su estado de abandono durante muchísimos años.
Lo anterior lo confirma el hecho de que se los han ido tragando la tierra, los árboles, la maleza y hasta la basura. Y para colmo, hay quienes siembran hasta en los mismos cauces.
El escurrimiento natural queda así entorpecido, transcurre lentamente, y consecuentemente las aguas se desbordan y se propagan incontenibles.
La situación resulta más complicada cuando aguas arriba de los ríos, arroyos o cañadas, comienza a aliviar alguna presa, pues aumenta considerablemente el volumen que debe correr por los lechos obstruidos.
Asombrosas crecidas
Quizá uno de los ejemplos típicos sobre este fenómeno lo encontramos en el municipio de Santo Domingo, en Villa Clara. Ahora con los arroyos casi secos, mansos, prácticamente aprisionados por las malezas, resulta difícil imaginar los desbordamientos que protagonizan en esa localidad.
Los vecinos de las comunidades El Jardín y La Palma lo conocen bien porque las aguas invaden sus casas cada vez que hay intensas lluvias. Para contrarrestar esa situación, el Gobierno en el municipio ha mejorado el drenaje mediante la limpieza y rectificación de los cauces de los arroyos.
La última crecida del nombrado Tranca, durante el paso del huracán Ike llegó hasta el mismísimo Parque Central de la localidad, que está a casi un kilómetro de donde corren las aguas. Hubo que evacuar a más de 1 500 personas.
Lo anterior sucedió a pesar de que a ese arroyo le rectificaron más 4,5 kilómetros del cauce y casi dos a la Cañada del Chino, que presentaba sinuosidades en algunas partes debido a la obstrucción, lo cual obligó a limpiar su lecho y mejorar sus márgenes.
Según Pedro Julio González, presidente del Poder Popular en el municipio, ello facilitó un escurrimiento más rápido, pero la solución definitiva del problema está por llegar.
Es indispensable una inversión mayor, cuando sea posible, para rectificar y limpiar la totalidad de los cauces y realizar una obra que permita a las aguas correr sin dificultad hacia el río Sagua.
Especialistas de Recursos Hidráulicos y de la Construcción, entre otros, elaboran una propuesta para erradicar las causas que contribuyen a las inundaciones en Santo Domingo.
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