La sequía golpea duro a la producción agropecuaria entrerriana y, en el caso puntual de la ganadería, si no hay lluvias abundantes en el corto plazo, habrá que implementar medidas urgentes para superar de la mejor manera posible la emergencia.
En este escenario cada vez más complicado —algunos estiman que los índices de preñez caerán el 50 %—, entonces, aumentar la oferta forrajera y reducir la demanda animal son los ejes centrales. Para ello se deberá apelar a la incorporación de forrajes (suplementación), eliminar categorías improductivas e implementar el destete precoz.
Un trabajo del médico veterinario Juan Manuel Pueyo y la ingeniera agrónoma Lucrecia Lezana, técnicos del Proyecto Ganadero del INTA Paraná, en este sentido, recuerda que en Entre Ríos la ganadería de cría se sustenta en la productividad del campo natural, la cual presenta una importante variabilidad interanual, asociada fundamentalmente al nivel de precipitaciones anuales y su distribución.
Al analizar la producción del campo natural evaluada en la red de ensayos en el centro-norte de Entre Ríos, se observa que “en el primer semestre del año se han acumulado en promedio 1.600 kg MS/ha, lo que implica un déficit de 500 kg MS/ha en relación al promedio obtenido en la red (1998-2008)”.
Es sabido que las vacas de cría pueden ser sometidas a cierta restricción alimenticia en invierno, en función de los menores requerimientos de los vientres y la menor disponibilidad forrajera en esa época del año. No obstante, “esto es posible si se han producido ganancias de peso aceptables en otoño; lo cual es muy poco probable ante el déficit hídrico sostenido desde marzo-abril de 2008”, agrega el trabajo.
En consecuencia, “los vientres que han perdido peso durante el invierno, llegan al parto con una baja condición corporal y de no mejorar sus condiciones nutricionales, la fertilidad se reduce sustancialmente”, recuerda.
Dicha reducción obedece “a una prolongación del anestro posparto (dado que el vientre necesita mayor tiempo para recuperarse y comenzar a ciclar), con lo que se eleva el período parto-primer celo, se reduce el porcentaje de celos fértiles y baja el porcentaje de preñez. Las vacas que hayan logrado preñarse, parirán al final del período de parto; es decir, aumenta la cola de parición”.
“Mejorar las condiciones nutricionales del rodeo se simplifica en: aumentar la oferta forrajera, una premisa difícil de cumplir ante el panorama actual. Es importante destacar que en esta época del año el rebrote del pastizal es lento, las tasas de crecimiento aumentan conforme se elevan las temperaturas, pero siempre que no exista déficit hídrico”, añade el informe.
Por otra parte, “en los sistemas de cría, el campo natural se observa generalmente sobrepastoreado debido al pastoreo continuo y la carga animal excesiva, por cuanto la capacidad de resiliencia del sistema ante una mejora en las condiciones desfavorables, en este caso el déficit hídrico, siempre resulta baja”.
En consecuencia, y de no revertirse la problemática en el corto plazo, “se deberá apelar a incorporar forrajes (suplementación), eliminar categorías improductivas e implementar destete precoz. Esto es: aumentar la oferta forrajera y reducir la demanda animal”, recomiendan Pueyo y Lezana.
Forraje y carga, dos temas centrales
Juan Manuel Pueyo y Lucrecia Lezana admiten que la “receta” propuesta para superar la emergencia “resulta de fácil aplicación en el contexto actual”. Y, por eso, precisamente, remarcan que esta problemática “tiene numerosas causas” además del clima.
“No podemos soslayar la falta de planificación forrajera y el exceso de carga que han caracterizado a gran parte de la ganadería de cría. La dependencia casi absoluta de la productividad del campo natural junto a la ausencia de un manejo racional de tan valioso recurso, han provocado su degradación”, resaltan.
Como conclusión, subrayan los técnicos del INTA, “existen alternativas de manejo ante las adversidades climáticas: confeccionar un balance forrajero, previendo así los momentos de déficit; mejorar el campo natural; aumentar la superficie aprovechable; reducir la carga; planificar descansos; confeccionar reservas. Las alternativas no son sencillas, los cambios son a largo plazo, pero permiten afrontar las contingencias, y es allí hacia donde debemos dirigirnos”.
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