Son las 13.30 y las calles están casi desiertas. El sol castiga duro y el cuerpo lo siente. Pero poco más de una hora después la historia es otra: hay gente yendo presurosa de una parte a otra y lo hace a pie o en bicicleta. Algo pasa en el pueblo. Hombres, mujeres y niños hacen cola junto a una bomba ubicada a metros de la comuna para conseguir agua. Hasta allí peregrinan todos para tratar de llevar 40 litros por día para su familia.
Con la sequía haciendo estragos en el campo, el norte santafecino va sumando cada vez más matices dramáticos. Por el fenómeno climático, pueblos enteros necesitan una asistencia provincial para que llegue agua desde Reconquista, a más de 400 kilómetros de aquí, para la población, que la tiene racionada. Y Gregoria Pérez de Denis, una localidad de 2500 habitantes ubicada en el noroeste provincial, cerca de la frontera con Chaco, puede dar testimonio de esto.
Aquí todo está seco. No hay agua y la poca que puede haber es de mala calidad. Si bien desde 1999 aquí venían recibiendo agua para consumo, la gravedad de la sequía ha creado la necesidad de que tengan que llegar más camiones. Desde aproximadamente marzo, semanalmente arriban cinco camiones cargados cada uno con 32.000 litros.
Entre los camiones con agua y la planta potabilizadora que hay en el pueblo la gente de este lugar consume 200.000 litros por semana. "Esto [por la necesidad de que llegue agua en camiones] se agravó con la sequía", dice Blanca Godoy, auxiliar administrativa de la comuna.
Precisamente, desde la comuna local, conocida más en la zona por El Nochero que por Gregoria Pérez de Denis, el agua va a un gran depósito y luego en torno a una bomba va la gente con dos bidones de 20 litros cada uno a aguardar el horario de reparto.
La bomba municipal tiene un candado que se libera cuando comienza la distribución, a la mañana y a la tarde. "Llevo agua para mi familia, donde somos doce", decía en medio del murmullo. Por día son 40 litros para doce personas.
En realidad, la gente aquí está mentalizada de que a la poca agua hay que cuidarla. "Acá, con la misma agua que se lava la ropa después hay que lavar el piso", afirma Godoy.
El productor Gustavo Giailevra, oriundo de Tostado, a 120 kilómetros de aquí, contó una experiencia propia vinculada con la necesidad de buscar este recurso y racionarlo. "Yo me baño en el campo con un fuentón y a esa agua después la uso para lavar la ropa y el piso", indicó.
Para Giailevra el gobierno nacional tiene que construir acueductos desde el Paraná para paliar la situación de las poblaciones. En línea recta, Gregoria Pérez de Denis está a 200 kilómetros del Paraná.
Aguateros
En este pueblo hay chicos de no más de 13 años que son "aguateros" de a bicicleta y realizan un delivery a domicilio para la gente. Es el caso de Lautaro, de 12 años, que se hace siete viajes llevando dos bidones de 20 litros cada uno en su bicicleta. Cobra un peso por bidón y al final del día se gana unos 14 pesos. "Voy a la escuela y a la tarde hago esto", contó antes de perderse con su bicicleta en una calle.
Dos chicas el año pasado se compraron un celular acarreando agua y ahora se manejan con los "clientes" vía mensajes de texto.
Hay gente que se anota en un listado y luego recibe el agua en su casa, donde algunos tienen depósitos. Un tractor con un tanque realiza la distribución de a mil litros, por ejemplo, identificando a cada beneficiario. El agua no se cobra, pero para este último caso se pide abonar 25 pesos por el costo del viaje.
Aparte de distribuirse agua en el pueblo, se realiza un reparto entre las escuelas rurales de la zona. "Ayer llevé un acoplado con 22.000 litros para una y 8000 litros a otra", contó Roberto Bravo, empleado de la comuna. Es el repartidor del pueblo.
Así como en esta localidad, también se vive un drama parecido en la cercana Santa Margarita, y en otros 14 pueblos más del norte de Santa Fe.
Alivio: comenzó a llover
Desde ayer varios distritos de las provincias de Buenos Aires, La Pampa y Córdoba comenzaron a recibir lluvias de variada intensidad que trajeron cierto alivio a los campos y poblaciones que soportan la peor sequía de los últimos cien años.
No obstante, en el norte de Santa Fe la gravedad de la sequía continuaba inalterable. La jornada de ayer transcurrió no sólo sin precipitaciones, sino además con un fuerte viento Norte, que a las 17 llevó la temperatura a 29 grados.
Las lluvias más importantes se registraron en la zona de Puán, donde cayeron 60 milímetros; Bahía Blanca, 40, y Coronel Dorrego, con 30 milímetros, entre otras.
En el centro de la provincia de la Pampa hubo lluvias de entre 10 y 20 milímetros en promedio. Sin embargo, "son insuficientes para revertir el déficit hídrico", dijo el productor Pedro González Gomila.
En tanto, el atardecer comenzaba a llover en el centro de Córdoba, donde también el agua es muy necesaria.
Para hoy, el Servicio Meteorológico Nacional pronostica que continuarán las lluvias, las que también llegarían a Santa Fe.
|
|
|