El campo argentino ingresó en la primera crisis del siglo XXI colapsado por la sequía, migraciones agrarias a centros urbanos, mortandad de animales, deterioro de economías regionales y pérdidas que sólo entre Buenos Aires y Santa Fe ya superan los 1.000 millones de dólares.
En la semana, el ministro de la Producción de Santa Fe, Juan José Bertero, confirmó que la provincia ya perdió 2.000 millones de dólares por los problemas del agro.
Por su parte, el subsecretario de Asuntos Agrarios bonaerense, Fernando Vilella, estimó que en tres semanas las pérdidas treparon de 340 millones a 900 millones de pesos.
Ambos funcionarios coincidieron en que las cifras subirán por los efectos posteriores de la peor sequía en los últimos 100 años, considerada como "desastre ecológico" por algunos especialistas.
El deterioro de los cultivos que reducen la superficie sembrada y las dudas sobre los rendimientos por la menor aplicación de fertilizantes se ciernen sobre el futuro.
MIGRACION LABORAL
Los productores comienzan a quedar desocupados corridos por la sequía, la caída de los cultivos y la ganadería.
El intendente de Tostado, Enrique Fedele, una ciudad de quince mil habitantes del departamento de 9 de Julio, al noroeste de Santa Fe, ya incorporó en la estadística poblacional a 4 mil migrantes del campo.
"Hay gente sin trabajo, son los alambradores, los tractoristas que se están viniendo. Es un problema bastante serio y ya no es factible controlarlo desde el municipio porque tenemos muy poca capacidad económica y se nos suman cada vez más", advirtió.
La falta de recursos suficientes de los municipios debe contener a la nueva migración laboral que llega del campo y fue una queja recurrente en el primer Foro de Intendentes que se organizó en Rosario durante el Congreso de la Federación Agraria Argentina (FAA).
Marta Gutman, delegada de la FAA de la localidad de Villa Minetti, a 425 kilómetros de la capital santafesina hacia el Norte, dijo que "la gente está sosteniendo sus campitos trabajando en otras cosas, pero el empleo no alcanza: ¿qué va a pasar?".
Otro dirigente, Víctor Hugo Esteman, productor cañero de Villa Ocampo, al noreste santafesino (Departamento General Obligado), que pasa de la sequía a las inundaciones, dijo que "se veía venir una situación similar a los '90".
En Villa Ocampo, la mitad de los lotes de algodón se entregó al ganado, que se alimentó con esa semilla.
"Lo bueno es que se pudo sembrar un poco de girasol porque llovió cuando había tierra ya preparada, pero ahora se necesitan por lo menos 150 milímetros para la ganadería", explicó.
TESTIMONIOS
Otros testimonios y casos que reflejan la crisis del campo en las economías regionales comienzan a difundirse, como el ganado que se comieron pirañas formoseñas y el trigo que no prospera.
"Las pirañas se comieron cientos de animales y castraron a los toros", explicó Sidronio Andrada, delegado de una cooperativa del Bañado La Estrella de la provincia de Formosa.
"Por una creciente, se inundaron nuestros campos y luego se secaron, pero quedó vegetación parecida a la de San Juan y San Luis (pastos pobres) y el comenzó a buscar mejores pastos en los bañados y ahí están las pirañas", explicó Sidronio.
En esa zona fronteriza con Paraguay viven 1.200 familias de agricultores y ya se perdieron 40 mil cabezas de ganado no sólo por las pirañas, aclaran los habitantes del lugar.
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