Cual profeta que predice acontecimientos futuros en base a cálculos e indicios de la naturaleza, la opinión del ingeniero Eduardo Sierra en nuestra región es tan esperada como la propia lluvia.
Ayer mismo --en viaje desde Hilario Ascasubi, donde el viernes brindó una charla en Corfo-- este especialista en agroclimatología celebró la coincidencia con la llegada de precipitaciones en una amplia región cercana a Bahía Blanca, que padece una de las peores sequías de los últimos 20 años.
"Es un frente de tormenta que va desde el sudoeste hacia la zona norte. Naturalmente, no será determinante para la recarga de las reservas de los suelos, pero es un primer paso importante que se deberá complementar con dos o tres lluvias", comentó.
"Claro, es lógico que el ánimo de los productores sea otro. Eso ya se advierte", agregó, para estimar que, en tres días, el frente atravesará el Chaco.
Sierra ya había considerado que, en la zona de Bahía Blanca, entre lo que se prevé que lloverá y lo que se evaporará, posiblemente para principios de noviembre ya exista un perfil con buen porcentaje de humedad.
"Esto no significa tener que esperar hasta entonces para sembrar porque, con un par de lluvias anteriores, ya se genera una cama de siembra", manifestó.
También aseguró que esto se da en la región del sudoeste bonaerense y sudeste de La Pampa, porque no es tan cálida y que, cuando empieza a llover, se atenúan los extremos de temperatura.
"La situación es distinta en el Chaco, por ejemplo, donde la espera de siembra se debería prolongar hasta noviembre mismo", aclaró.
Respecto de la tierra, dijo que, si bien hay lotes que se encuentran en mal estado, no sucede lo mismo con los que permanecen barbechados.
"Básicamente, quien hizo una cebada, la levanta en diciembre y después deja el campo en barbecho hasta que vuelve a sembrarla, no tiene tantos problemas. Ahora, el que realizó un trigo, lo levantó; luego soja y, sobre eso, pretendió volver al trigo, seguro que tuvo complicaciones", aclaró.
Sierra admitió que, a grandes rasgos, el sudeste de la provincia de Buenos Aires, específicamente en la zona de mar y sierras, es el único que está relativamente bien en cuanto a reservas y que sólo necesita humedad superficial.
"El resto del país precisa, por lo menos, 80 milímetros de precipitación efectiva; esto es, lluvia menos la evaporación. En esta zona bonaerense, por caso, para 80 milímetros efectivos se requeriría el doble. En el Chaco, en tanto, hay que remitirse a por lo menos 240 milímetros", explicó.
Respecto de las tendencias a largo plazo, Sierra admitió que se ha ingresado en una fase de disminución de lluvias.
"Así como en la década del 70 comenzó a crecer, y tuvimos 20 años húmedos, que fue la década del 70, y luego 20 años húmedos más, que fueron las décadas del 80 y del 90; vale decir que las de 2000 y 2010 serán de disminución y, de 2020 y 2030 vendrán secas", dijo.
Añadió que, en cuanto a la sequía, el peor momento de un episodio de La Niña es el comienzo de la siguiente campaña agrícola. "Es decir, ahora", agregó.
Previsiones.
Respecto de la ausencia de lluvias en este invierno, Sierra comentó que era todo previsible.
"El que le prestó atención evitó mayores daños", manifestó.
"También era previsible lo de ahora, porque al tema climático se sumaron otros tres factores que contribuyeron a una menor siembra de trigo: la incertidumbre que generó el conflicto con el gobierno, las retenciones y el costo de los insumos que, entiendo, es el peor de ellos", explicó.
Sierra dijo que la superficie triguera ya venía disminuyendo en el país.
"En 2006/2007 se sembraron 6 millones de hectáreas; en 2007/2008 fue de 5,5 y este año se llegó a 4,5. Si bien tenemos una muy buena tecnología, lo cierto es que los trigos se siembran sobre soja que, finalmente, es la que se lleva la humedad", mencionó.
"Asimismo, se perjudicó la intención de siembra de maíz, y tampoco el clima fue el único factor, ya que resultan determinantes los costos de implantación y retenciones. En tal caso, el USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) nos bajó la estimación productiva de 22 millones de toneladas a 19", dijo.
"Pero va a compensar la soja, porque ahora empezarán las lluvias y se irá normalizando la situación. Y lo que no se sembró de trigo y maíz, irá casi todo a soja. El USDA nos da 51,5 millones de toneladas para esta campaña", detalló.
¿De semiárida a árida? Una tendencia que se ratifica
Para Sierra, la tendencia es que, a largo plazo, el distrito de Patagones vuelva a ser árido y, el de Villarino, semiárido.
"Si no pasa este año, será el próximo. Tengo el temor de que, en forma definitiva, se cumpla la teoría del ingeniero Adolfo Glave (ex director del INTA Bordenave)", dijo.
"Bahía Blanca es algo así como la frontera entre los climas húmedo y semiárido y, en el `mango' de la provincia de Buenos Aires, Villarino aparece semiárido y, Patagones, árido. En la fase de avance de lluvias que hubo en las décadas del 80 y del 90, Villarino quedó en la Pampa Húmeda y Patagones se hizo semiárido. Y ahora es como que se retiró la frontera de la agricultura y Patagones volvió a ser árido y Villarino semiárido", expresó.
Sierra sostuvo que esto también sucede en el oeste.
"Hace 40 años, el límite entre el clima húmedo y el clima semiárido estaba en el este de La Pampa, pero después avanzó hacia el oeste. Ahora, hace cuatro años que la provincia está en emergencia agropecuaria porque se empezó a notar que la lluvia bajaba. Ya lo estaba haciendo, en realidad, pero siempre dentro del rango húmedo; hoy, es muy distinto", aclaró.
En Stroeder, Sierra registró que en los últimos años, tomados desde julio a julio, llovieron 286 milímetros de promedio.
"Entiendo que sobre el final de este año habrá una recuperación respecto de 2007, pero la naturaleza nunca avanza ni recupera en forma continua", explicó.
También recordó que entre 1960 y 1961 hubo allí una sequía parecida, pero que las circunstancias se presentaban diferentes.
"Era mucho menor la carga de ganadería y de agricultura, porque ahora estamos haciendo un uso del recurso productivo mucho más acelerado", dijo.
La ganadería se encuentra cada vez más afectada
Para el ingeniero Eduardo Sierra, el sector ganadero se ve seriamente afectado por la crisis climática por la falta de lluvias relevantes y, por ende, alimentos naturales a campo.
"Con un cultivo se deja al campo en barbecho y se `cosecha agua' --como dice Adolfo Glave-- y se utiliza. Mas: la siembra directa permite concentrar un año de lluvia en cuatro meses. Pero es distinto con las pasturas, porque sucede todo el año y no se puede regular su funcionamiento", comentó.
El doctor Carlos Bodanza, quien acompañó a Eduardo Sierra en su visita a "La Nueva Provincia" , comentó que en zona de Bahía Blanca, en los últimos años, tienen más éxito los verdeos tardíos de verano (sorgos) que los clásicos tempranos de invierno (avenas).
"Este es un dato interesante, porque da un indicio de la forma en que está cayendo la lluvia. Porque no es que disminuya en forma pareja todo el año, sino que se trata de la caída de registros de otoño/invierno", explicó Sierra.
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