Las lluvias que malograron el domingo de muchos porteños serán de suma importancia para la salud de la economía nacional de los próximos meses. Y es que interrumpieron una extensa sequía que, además de provocar millonarios daños a la producción agropecuaria, amenazaba el principal negocio que tiene la Argentina: la siembra de granos gruesos, con la soja a la cabeza. Las precipitaciones cayeron generosamente ayer sobre la región pampeana, aunque todavía había zonas, como el Chaco o el norte santafesino, que esperaban por el agua.
Con registros de hasta 50 milímetros caídos desde el sábado a la noche, estas lluvias sirvieron para cambiar el humor de muchos productores. Bastaba para darse cuenta con ingresar ayer a alguno de los foros que comparten los chacareros en Internet. En FyO.com, a modo de ejemplo, un tal "Charata" relataba que sobre su campo de Armstrong, en Santa Fe, habían llovido 12 milímetros. "Es poco. Pero después de 7 meses y 8 días, es genial", festejaba.
Hasta ahora, la extensa sequía --considerada por algunos expertos como la más severa en 100 años-- se había ensañado especialmente con la ganadería. Sin pastos suficientes en los campos, esa actividad padeció una mortandad de animales pocas veces vista. En especial en las provincias norteñas y del Litoral, son centenares de miles las cabezas perdidas por falta de alimento.
El trigo, sembrado en el invierno, es la segunda víctima de este fenómeno climático, a tal punto que la Bolsa de Cereales de Buenos Aires pronosticó que se espera un retroceso del 25% en la producción nacional. "Un número considerable de hectáreas del centro norte triguero enfrenta una situación irreversible", apuntó la entidad el viernes.
Hermes Binner, el gobernador de Santa Fe, una de las provincias más afectadas por la seca, calculó la semana pasada que solamente en su distrito las pérdidas acumuladas por el fenómeno llegaban a los 2.000 millones de pesos. La ayuda del Gobierno nacional a los sectores afectados, en contraste, fue de apenas 25 millones de pesos distribuidos en seis provincias. Esto fue considerado como "una burla" por los dirigentes rurales.
Pero si hasta ahora las pérdidas fueron cuantiosas, mucho peor podía haber sido la situación si no se producían las esperadas lluvias de este fin de semana. Sucede que ya comenzó la siembra de maíz, el segundo cultivo en importancia del país, y en muchas regiones no podía realizarse por la falta de humedad adecuada en el suelo. Con el aporte de las últimas horas, la labor se acelerará mucho en los próximos días.
Aunque se precisarán más lluvias (en algunas zonas el déficit hídrico llega a los 200 milímetros), estas precipitaciones serán claves, además, para el inicio de la siembra de soja, previsto para dentro de unas pocas semanas. El poroto da origen al principal negocio de exportación que tiene la Argentina. Los casi 21.000 millones de dólares que se obtienen por las exportaciones del complejo sojero resultan claves para la política de superávit fiscal y comercial que lleva adelante el Gobierno.
El Servicio Meteorológico pronosticaba anoche que esta oportuna tormenta seguiría derramando sobre la región pampeana al menos hasta el martes, lo que permitiría una recomposición de los niveles de humedad. Para las zonas más críticas, como el Chaco, también anticipaba aliviadoras precipitaciones a partir de esta madrugada.
"La llegada de las primeras lluvias primaverales pondrá una nota de optimismo en gran parte del área agrícola", sintetizó la Bolsa de Cereales porteña.
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