En el barrio San Benito, en Tunjuelito, hay 254 curtiembres que, sin el permiso exigido por la Secretaría de Ambiente, descargan todos los días 250 kilos de cromo a las aguas del río Tunjuelo.
Este metal es peligroso para la salud, porque puede ser tóxico y generar cáncer de pulmón.
Ocho kilómetros más abajo, en el suroccidente de la ciudad, entre la avenida Boyacá y la calle 13, las tintorerías del barrio Montevideo, en Fontibón, vierten residuos químicos al río Fucha.
Esas sustancias convierten la mitad del caudal, desde esa altura, en una corriente viscosa que serpentea 'moribunda', azulosa o según el color del tinte utilizado en esos establecimientos.
Cerca de allí, por la calle 13 con carrera 69 Sur, uno de los empleados de las chatarrerías de ese sector, como si marcara el tiempo, cada 20 minutos, entre las 8 a.m. y las 12 m., saca dos baldados de residuos oxidados, basura y fibra de vidrio que arroja directamente al río Fucha. Esa tarea la hace, de lunes a viernes, saliendo por una puerta trasera que tiene la chatarrería y da hacia ese caudal.
La denuncia fue hecha por el secretario Distrital de Ambiente, Juan Antonio Nieto.
Esos vertimientos fueron identificados luego que funcionarios de la entidad recorrieron los ríos bogotanos y trabajaron, durante tres meses, en el censo de los puntos críticos y el Mapa de Vertimientos de la ciudad.
Tales descargas, caídas como 'plagas' contra los ríos capitalinos, se distribuyen en siete grandes fuentes contaminantes así:
En el sur están el relleno sanitario Doña Juana, en Usme, que arroja al río Tunjuelo lixiviados (sustancias generadas por la descomposición de las basuras) que la planta de tratamiento del lugar no alcanza a purificar.
En ese sector, además de las curtiembres de San Benito, las tintorerías del barrio Montevideo y las chatarrerías, están los expendios de productos cárnicos (res, cerdo, pollo y vísceras), de la autopista Sur con carrera 57 Sur, que con el agua sanguinolenta, producto del lavado de las carnes y los locales, tiñen el Tunjuelo de rojo en ese trayecto.
Se identifican también las 500 industrias de Puente Aranda que, por conexiones erradas o clandestinas, arrojan residuos sin tratar al río Fucha.
En la zona norte, el caudal más afectado es el del Salitre, principalmente por las conexiones erradas hechas contra redes de aguas lluvias, provenientes de más de 500 viviendas de Chapinero, Teusaquillo y Entrerríos.
La Secretaría Distrital de Ambiente aceptó que la falta de control oportuno de la autoridad ambiental permitió la proliferación de los vertimientos que 'asesinan' las corrientes hídricas.
Ahora, esa Secretaría, tras el diagnóstico hecho, inició un 'paquete' de acciones: investiga las 254 curtiembres sin permiso de vertimientos, sancionará 150 industrias de Puente Aranda, por descargas irregulares; y avanza en la orden de cierre para 40 ventas de productos cárnicos, en la autopista Sur.
"Para que el proyecto de descontaminación del río Bogotá sea más efectivo, se necesitan controlar esos vertimientos antes de que caigan a los caudales", dijo Nieto.
Mientras tanto, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá construye canales e interceptores en los ríos Tunjuelo y Fucha para que, una vez estén terminados, antes del 2010, recojan las aguas contaminadas y las conduzcan, cuando ya estén tratadas, al río Bogotá, y así contribuir a su saneamiento.
Otros contaminantes ambientales
La población bogotana está expuesta a enfermarse por culpa de otros contaminantes que respira como el material particulado (hollín, humo y polvo), que excede las normas 60 días en el año. El ruido desesperó por lo menos a 2.966 ciudadanos que se quejaron, en el 2007, ante la Secretaría de Ambiente. Los sectores más ruidosos: la Zona Rosa de Chapinero y 'Cuadrapicha', en la Primero de Mayo. Los humedales tampoco se salvan: vertimientos de grasas y aceites afectan a Capellanía y Jaboque, y las aguas residuales atentan contra el de Córdoba.
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