El pasado mes de agosto, 592 casos de personas afectadas con cuadros diarreicos se registraron en el Área de Salud Nº 2 de Manta. Esta patología, según voceros del ente, se ha convertido, en 24 meses, en la segunda causa para que, especialmente, niños entre 1 y 4 años sean llevados a consulta.
La estadística es similar en los 29 subcentros que conforman el Área 2, donde también se cuenta a los cantones Montecristi y Jama.
La causa de la patología apunta al consumo de agua potable, servicio que lo provee la Empresa de Agua Potable y Alcantarillado de Manta (Eapam) y que, según los mismos directivos del ente, se registran problemas para que el líquido llegue a los hogares.
Lourdes Chávez, jefa del Área de Salud Nº 2 de Manta, está consciente de que en la dotación del servicio de agua potable para Manta, Jaramijó y Montecristi, cuyas poblaciones sobrepasan los 275 mil habitantes, se ha detectado la presencia de bacterias coliformes (las que se encuentran en las heces de los seres humanos y animales), ocasionando graves daños en el organismo de niños y adultos.
El problema afecta a una población superior a los 350 mil habitantes de Manta, Montecristi, Jaramijó, Rocafuerte, Sucre y la parroquia Crucita, de Portoviejo, que son el 30% de los habitantes manabitas.
Aunque en el Centro de Servicios para el Control de la Calidad (Cesecca), de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, no entregan informes sobre la calidad de agua que consumen en Manta; Leonor Vizuete, directora de la institución, confirma que la presencia de las bacterias coliformes encontradas es preocupante.
“El problema es que el agua, pese a su sistema de potabilización, tiene que pasar por tuberías obsoletas y el resultado es un líquido cuya dureza impide que sea apta para el consumo humano, por la cantidad de sedimentación”, dice Vizuete.
Agrega a este problema como uno de los causales para la aparición, en los últimos años, de diez empresas de agua embotellada en Manta.
Según los estándares establecidos por organismos de salud internacional, el PH (potencial de hidrógeno) en el agua para consumo humano debe fluctuar entre los 6 y 7,5. El agua que sale de la planta de tratamiento tiene un nivel de 7 PH, pero al llegar a los domicilios se contamina con microorganismos.
La reducción del material orgánico que llega hasta la planta de tratamiento Alberto Gómez, ubicada en El Ceibal de Rocafuerte, que es regentada por la Eapam, es mínima, ya que los residuos asentados en el agua, que es captada del río Portoviejo, llegan a 975 milímetros por litro y potabilizada apenas se reducen 3 milímetros.
Julio Garcés, gerente de la Eapam, atribuye el problema a la red de tuberías de la ciudad porque ya cumplió su ciclo.
El funcionario dice que para contrarrestar el problema se contempla un proyecto, cuyo costo es de $ 3,6 millones, para cambiar de afluente y también la red de tuberías de la ciudad, lo que todavía no se concreta, y los usuarios no asimilan el hecho de no recibir agua de la planta Alberto Gómez.
MÁS DATOS: Servicio
Proyecto
El procesamiento del agua le cuesta diariamente $ 12.760 a la Eapam, cifra que pretende reducirse con la implementación de un proyecto que incluye un sistema desalinizador.
Producción
Actualmente, la planta de tratamiento Alberto Gómez, produce diariamente 58 mil metros cúbicos de líquido para más de 350 mil usuarios.
Hipertiroidismo por calidad del agua
Si repentinamente comienza a sufrir trastornos en su organismo como hinchazón en el cuerpo, sobrepeso, cambios en el carácter, alto sentido de sensibilidad y se le detecta hipertrofia (agrandamiento) del corazón es probable que esté padeciendo de hipertiroidismo (trastornos originados por la actividad excesiva de la glándula tiroides).
Según indica el buscador Wikipedia, la tiroides es una glándula endocrina que regula el metabolismo del cuerpo, es productora de proteínas y la que controla la sensibilidad del cuerpo a otras hormonas.
El doctor Carlos García indica que la tiroides no diferencia el yodo de metales como el cadmio o el cobre (que tienen composiciones químicas similares al yodo), que se los encuentra en el agua que es ingerida en Manta y cantones vecinos.
“De ahí se deriva que el organismo reciba la producción de hormonas de mala calidad, lo que provoca un marcado índice de pacientes con hipertiroidismo”, señala García, quien confirma que el agua que consume Manta es de pésima calidad por su poco refinamiento.
El pediatra Wilmer Lino sostiene, en cambio, que la cantidad de cuadros de gastroenteritis en pacientes entre 1 y 4 años a futuro podrían ocasionar salmonelosis crónica. |
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