Una crecida del río Ulúa nunca antes registrada por las estaciones telemétricas comenzó a amenazar ayer las zonas bajas de los departamentos de Yoro y Cortés, y ha puesto en precario los muros de contención.
Después de recibir el agua precipitada en occidente, el caudal del Ulúa superó los 6 metros 50 centímetros en la estación de Chinda, Santa Bárbara, según informes de la Comisión Ejecutiva del Valle de Sula (CEVS), la institución que se encarga de vigilar el comportamiento de los ríos en la zona norte.
Marcos Burgos, comisionado nacional de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) advirtió ayer que “el nivel de peligrosidad del Ulúa es muy alto”.
Burgos, quien ayer se encontraba en San Pedro Sula en el foro “La rendición de cuentas en la gestión de riesgos ante inundaciones: qué se ha hecho y qué falta por hacer”, instó a los pobladores de las zonas vulnerables a “evacuar”.
Si los habitantes residentes en las riberas del Ulúa no dejan la zona de manera voluntaria, Burgos anunció que elementos de las Fuerzas Armadas realizarán la movilización a la fuerza.
Las autoridades de las instituciones ligadas al tema de las inundaciones consideran que el nivel de caudal registrado hasta ayer no tiene precedentes y amenaza las comunidades bajas de los departamentos de Santa Bárbara, Cortés y Yoro.
Carlos González, comisionado regional de Copeco, explicó ayer que “es alarmante la situación en todo el corredor del río Ulúa. La gente tiene que evacuar ya”.
BORDOS NO SON LA MURALLA CHINA
Ante la crecida enorme del río Ulúa, Marcos Sandoval, director de la Comisión Ejecutiva del Valle de Sula, dijo que los muros “no son la muralla China” para detener las inundaciones y “no son obras para defensa”.
Sandoval aclaró que los muros “son de arena y zacate, no son de cemento”, solamente “sirven para mitigar el impacto” y dar tiempo a los habitantes de las zonas en riesgo para evitar el peligro.
“La situación es alarmante y podría ser peor si el nivel del agua sigue subiendo porque los muros comenzarán a ceder”, dijo.
El río Ulúa recorre 400 kilómetros en el Valle de Sula y se ha desbordado en varios puntos que ayer comenzaron a ser identificados por ingenieros de esa institución.
El Ulúa repite
Como todos los años, este caudaloso río se desbordó e inundó barrios de Potrerillos, San Manuel y Pimienta. Decenas de familias iniciaron su éxodo a los albergues improvisados en escuelas e iglesias
Soldados del III Batallón de Infantería de Naco cuando cargaban los muebles de una familia evacuada del barrio Cabañas de Potrerillos
POTRERILLOS, CORTES. Una vez más, centenares de familias de este municipio han dejado sus casas en medio de extensos lagos, formados por las aguas desbordadas del río Ulúa, y ahora se encuentran refugiadas en escuelas y otros sitios públicos convertidos en improvisados albergues.
Desde el pasado lunes, a las dos de la tarde, las autoridades locales comenzaron a efectuar las evacuaciones de personas de las zonas bajas del municipio y ayer, después de mediodía, se vieron en la obligación de trasladar más familias luego de que los caudales del río Ulúa rompieran varios tramos de un muro de contención.
De acuerdo con cifras del alcalde, Lisandro Valentín Ramírez, hasta ayer por la tarde en los albergues improvisados había unas 70 familias procedentes de los barrios Morazán, Suyapa y Pedregal.
Mientras, un contingente del III Batallón de Infantería de Naco en un camión militar continuaba trasladando adultos y niños con todos sus enseres, por ejemplo, camas, televisores.
Algunas de las personas colocaron candados a las puertas de sus viviendas y se marcharon a viviendas de familiares situadas en sitios seguros, como Eloísa Amaya (62 años), quien ayer, junto a siete miembros de su familia dejó su morada ubicada en el barrio Cabañas.
Otras familias se han alojado en la Escuela Minerva, la cual consta de más de 27 aulas, ahora convertidas en dormitorios. En una de esas piezas se encuentra Ramona Hernández y su hija Eneida Jiménez con siete nietos.
A partir de este día, la situación en este municipio podría volverse caótica debido a que el servicio de agua potable podría interrumpirse a raíz de daños en la tubería que cruza por uno de los bordos.
En una entrevista realizada ayer en una de las calles de Potrerillos, el alcalde manifestó que a partir de este miércoles necesitarán al apoyo del Cuerpo de Bomberos de Villanueva o San Pedro Sula para que les suministre agua a los albergues.
“Estamos alarmados porque sin agua esto se vuelve más crítico. Tenemos temor que haya brotes de enfermedades por la contaminación”, dijo Ramírez.
Esta vez, las autoridades locales han comenzado a encarar la situación en condiciones adversas debido a que carecen de alimentos y otros artículos para suministrarles a los evacuados.
PIMIENTA
La zona baja de Potrerillos no es la única afectada en el departamento de Cortés. Un sector del municipio de Pimienta también se encontraba anegado por las aguas desbordadas del Ulúa.
Más de una veintena de viviendas, situadas enfrente de la carretera que conduce a Tegucigalpa, se hallaban inmersas en el agua. Frente a ellas, donde antes había plantaciones de caña, se formó un extenso lago, nunca antes observado por los vecinos.
Las autoridades locales solicitaron ayer, por medio de los periodistas, apoyo al gobierno central y a la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco).
SAN MANUEL
Los habitantes de varias aldeas, asentadas en la ribera del Ulúa, resultaron sorprendidos por las aguas de ese río ayer, después de la una de la tarde, cuando estas se salieron de cauce e inundaron varios kilómetros de carretera.
Entre la aldea Brisas del Ulúa y Santiago el agua del río anegó por lo menos cuatro kilómetros de carretera, entre la una y dos de la tarde, y en consecuencia interrumpió la circulación de personas y automóviles.
Varios autobuses, que realizaron el recorrido en la mañana, se quedaron en la aldea Santiago y no pudieron volver a Brisas del Valle a causa de la inundación.
Cuando la carretera estaba despejada y el río aún se mantenía en su cauce, Jennifer Ferrera (15 años) salió de su casa a las cinco de la mañana, pero ayer, a las dos de la tarde cuando regresaba de clases del Instituto Guadalupano de La Lima, encontró que el paso estaba interrumpido.
“Esto no estaba así. En pocas horas se ha inundado”, dijo Ferrera, mientras esperaba que un pariente viniera de Santiago a Brisas del Ulúa.
Residentes de ese sector, golpeados todos los años por las inundaciones, criticaron una vez más a las autoridades municipales y del gobierno central por no construir muros de contención frente al río para evitar ese problema.
“Nadie nos escucha. Todos los años nos inundamos y nadie nos ayuda, solamente vienen a decirnos que nos salgamos, pero nunca dan una solución definitiva”:
Florentino García, carpintero de 60 años de edad, quien reside en Brisas del Ulúa, San Manuel, desde hace 30.
ALBERGUES
Hasta ayer, las autoridades de Potrerillos habían convertido en albergue la Escuela Urbana Mixta Minerva, Iglesia Mormona, Jardín de niños Elsa Gloria Ruiz y el centro escolar nocturno José María Elvir.
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