El Poder Ejecutivo Provincial promulgaría la ley del diputado Daniel Pandolfi impulsando la creación de un laboratorio de Bioterio.
El proyecto fue aprobado en forma unánime en la Cámara de Diputados de Santa Cruz y fue elaborado por expreso pedido de la comunidad de Puerto San Julián, sin lugar a dudas luego de la correspondiente promulgación será un gran desarrollo para detectar y controlar en el mar las toxinas que producen la temida marea roja.
El legislador de Puerto San Julián Daniel Pandolfi manifestó que “la marea roja es una toxina que se ha disgregado por toda la costa Argentina y en la Patagonia existen tan solo dos laboratorios en la ciudad de Viedma y Rawson respectivamente. Ambos están colapsados de trabajo por lo cual según los informes proporcionados por la Universidad San Juan Bosco y la Universidad Nacional de la Patagonia Austral junto a la Subsecretaria de Pesca de la provincia se pudo comprobar que en la zona costera de San Julián se observa la mayor cantidad de semillas de mejillón y la bahía muestra una excelente aptitud para la cría artificial de esta especie, cuestiones que fundamentan la instalación de un laboratorio de bioterio en nuestra localidad”, dijo.
En este sentido, el legislador aseguró además que “el laboratorio cumple múltiples funciones desde el punto de vista productivo donde también se pueden estudiar las enfermedades de otros animales y además nos brindará seguridad en lo que concierne a la salud de nuestros vecinos, actualmente prefectura realizan más de 20 muestreos luego se envían sellados al Ministerio de Asuntos Sociales y posteriormente a Viedma (Río Negro) lo que insume un tiempo de espera de aproximadamente 15 días con el consiguiente riesgo de consumo e intoxicación paralizante”, indicó.
Daniel Pandolfi agradeció a los profesionales de la UNPA que colaboraron con el proyecto y también al gobierno provincial que próximamente promulgará el instrumento legal para beneficio de toda Santa Cruz.
Riesgos
Dentro de las intoxicaciones originadas por el consumo de pescados y otros productos de mar se encuentran las ocasionadas por toxinas que, bajo ciertas circunstancias, se encuentran en estos alimentos. Una de las más conocidas es la responsable de la llamada marea roja, o intoxicación paralizante por moluscos (IPM).
“Las IPM se producen por el consumo de moluscos bivalvos como mejillones, berberechos, almejas, ostras, vieiras, y también por caracoles de mar”, explica el doctor Juan Ernesto Paillé, docente del área de Técnica, Protección e Inspección Veterinaria de los alimentos de la Facultad Ciencias Veterinarias de la UBA.
En Argentina la forma más común de IPM proviene de la ingestión de mejillones ya que son de consumo masivo. Cabe aclarar que las mencionadas toxinas se generan en realidad en el interior de ciertos organismos muy pequeños, llamados dinoflagelados, que forman parte de la dieta de los moluscos y los especialistas recomiendan tomar precauciones ante las advertencias del sistema de salud para evitar las intoxicaciones.
Debido a que los moluscos se alimentan por medio del filtrado de hasta unos 70 litros de agua por día los dinoflagelados, junto con sus toxinas, quedan retenidos y se bioacumulan dentro de los bivalvos.
Todavía los científicos no se ponen de acuerdo sobre cómo se originan las toxinas dentro de los dinoflagelados aunque algunos sospechan de la acción de una bacteria.
Inalterable
Según el doctor Paillé el mejillón que contiene las toxinas no altera ninguna de sus características físicas como su color, olor, tamaño o forma. Es decir que, en apariencia, se ve normal.
“Sus toxinas sólo pueden detectarse a través de una prueba de laboratorio donde se evalúa su acción sobre ratones. Otro aspecto negativo es que soportan muy bien el calor durante la cocción de los alimentos, es decir, son termoestables”, afirma el especialista.
Como si esto fuera poco, la forma habitual de preparación de los bivalvos potencia la acción de sus posibles toxinas ya que sólo se les da un golpecito de calor muy leve para que se abran.
Este calor ayuda a extraer las toxinas del interior de los moluscos pero no del líquido sobrenadante de la preparación. Al mismo tiempo estas sustancias aumentan su peligrosidad cuando se usa en la preparación vino u otra bebida alcohólica porque estabiliza las toxinas y potencia su acción.
Síntomas
La sintomatología de las IPM es eminentemente nerviosa ya que afecta tanto al sistema nervioso central como al periférico. Comienza con una irritación que semeja un hormigueo en los labios y alrededor de la boca. Esta sensación puede extenderse a las piernas, brazos y punta de los dedos. En casos extremos ocasiona la muerte por parálisis respiratoria que sobreviene en forma inmediata. No existe ninguna antitoxina contra estas sustancias. Por otra parte su acción es tan rápida que casi no habría tiempo de usarla. Para tranquilidad de los que gustan de estos alimentos es necesario destacar que todas las partidas comerciales de bivalvos de nuestro país son inspeccionadas por las autoridades sanitarias en el mismo lugar de pesca, como ocurre en el país. Allí se realizan las pruebas toxicológicas para asegurar su inocuidad. Esto significa que todos los alimentos comerciales que contienen moluscos bivalvos están libres de esta toxina por lo que la principal recomendación preventiva es evitar el consumo de aquellos recogidos directamente de la playa, en particular ante la alerta de la presencia de mareas rojas en nuestras costas.
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