Al hablar en el acto durante el cual esta ciudad se convirtió en la sede de la dirección ejecutiva de la Comisión Trinacional para el Desarrollo de la Cuenca del Río Pilcomayo, el ministro de Planificación, Inversión, Obras y Servicios Públicos, doctor Jorge Oscar Ibáñez, reafirmó el propósito gubernamental de evitar que una sola gota de agua dulce se desperdicie en el mar y la postura de Formosa de que las aguas que llegan a territorio argentino deben ser compartidas en forma igualitaria con la República del Paraguay y lanzó una severa advertencia respecto del tiempo crítico que se viene en materia de disponibilidad de ese recurso ya que las tendencias mundiales a la precariedad obligan a advertir que pueden registrarse saqueos forzados de agua.
Significó que se trata ese de “un objetivo largamente acariciado, donde aun estamos trabajando por alcanzar la meta”.
Dijo que la consideración de la problemática del Pilcomayo no es un tema menor para la preservación de la humanidad y por ello sugirió que los países condóminos trabajen de modo mancomunado en la comprensión de que ninguno de ellos aisladamente podrán resolverla con solvencia.
Explico el ministro que la calidad y accesibilidad del agua plantea un grave problema de escasez para el ser humano ya que el 97,5% del stock de agua de la Tierra está compuesto por agua salada y solamente el 0,3% del 2,5% restante constituye el agua dulce de los ríos y los lagos, que movilizan el llamado ciclo del agua.
“Estos datos indican que el agua brota como el mayor conflicto geopolítico del siglo XXI ya que se espera -advirtió- que en el año 2025, la demanda de este elemento tan necesario para la vida humana sea un 56% superior que el suministro, y quienes posean agua podrán ser blanco de un saqueo forzado”.
Igual que el petróleo
Luego de lanzar esa severa advertencia, recordó Ibáñez que así como el agua es en pleno siglo XXI lo que fue el petróleo en el siglo XX, esto es el bien precioso que determina la riqueza de las naciones y despierta la codicia de los poderosos del mundo.
“En esta marco internacional, en la provincia de Formosa, nos hemos propuesto trabajar fuertemente para que ninguna gota de agua dulce se pierda en el mar, esto no quiere decir que la queremos acumular sólo en nuestro territorio, sino que este vital recurso debemos aprovecharlo al máximo para lograr mientras curse nuestra geografía un desarrollo económico, social y ambiental sustentable en el tiempo”, refirió.
Contó que esa fue la razón por la que se tiene en ejecución un Plan de Manejo Racional de los Recursos Hídricos y en ese contexto las aguas aportadas por el río Pilcomayo cubren una zona de influencia de más del 50% de la superficie del Territorio Provincial.
Describió luego las proyecciones productivas realizadas en el marco de la planificación estratégica de la Provincia de Formosa al año 2015 que indican que la superficie bajo riego que se incorporaran rondarían las 40.000 hectáreas para la agricultura, fruticultura, horticultura y ganadería entre otros sectores de la producción.
El Plan Maestro
Sobre las actividades de la entidad gestora que manejó el Proyecto de Gestión Integrada y Plan Maestro de la Cuenca del Río Pilcomayo, con sede en la Ciudad de Tarija en la República de Bolivia, en los últimos cinco años, dijo que, aparte de función especifica como entidad, al elaborar las bases del Plan Maestro, sirvió para generar real conciencia de que la Cuenca del Río Pilcomayo es una Unidad, aún abarcando tres países distintos.
“Ello nos dio la posibilidad de conocer a los verdaderos actores que viven en la cuenca de los tres países y de esa manera tener real conciencia de cuales son sus problemas, necesidades e inquietudes”, resaltó.
Consideró importante resaltar el carácter participativo que ha tenido la gestión, al otorgar un verdadero protagonismo a los pobladores de la cuenca tanto criollos como aborígenes, no sólo en la planificación sino también en ejecución de los trabajos realizados.
El ministro Ibáñez recordó que la Provincia de Formosa siempre ha mantenido la postura que las aguas que llegan a territorio argentino deben ser compartidas en forma igualitaria con la Republica del Paraguay, interpretando que este es un objetivo largamente acariciado para alcanzar el cual aun se está trabajando comprometidamente.
Ya en el final dijo que junto con ese tema de la distribución igualitaria la provincia sigue con atención el problema del aporte de los sedimentos que quedan depositados año a año en territorio formoseño, colmatando cañadas y esteros así como el control de la calidad de sus aguas.
Expresó que esos son desafíos fundamentales que afectan a la Cuenca del Río Pilcomayo y manifestó su convicción de que esta problemática no la puede resolver ningún país en forma individual, por lo que instó a darle continuidad a la mancomunión de esfuerzos porque de esa forma se darán las soluciones esperadas por los pueblos a estos preocupantes temas.
Ibáñez concluyó su discurso evocando un trabajo escrito del ingeniero Carlos Lagranja, quien llamó al Pilcomayo el río de la vida.
“Hermanados en esta causa, bolivianos, paraguayos y argentinos, tenemos que ser capaces de aprovechar la bendición de Dios de tener un río como este”, convocó.
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