El tema de los recursos de la cuenca hídrica del Silala que son explotados en beneficio de la agricultura y minería trasandina, no encuentra una salida diplomática clara a pesar de que las relaciones entre Bolivia y Chile atraviesan un excelente momento con la visión de construir una alianza de confianza mutua.
El secretario del Comité de Política Internacional y Culto de la Cámara de Diputados, Marco Córdova Santivánez, dijo que no existe una fórmula por parte de la diplomacia boliviana que subsane el uso de las aguas del Silala, comercializadas por una empresa chilena a poblados y minas de ese país.
Sostuvo que esta nueva usurpación fue hábilmente disimulada por la voluntad de negociar una salida soberana al Océano Pacífico en los años ‘50, cuando Ostria Gutiérrez era embajador en Santiago y el canciller Walker Larrain.
“Desde el Comité de Política Internacional, pretendemos encomendar al Ministerio de Relaciones Exteriores, organizar una misión permanente que construya una alianza mutua, conjuncionando la representación diplomática parlamentaria boliviano - chileno y una delegación técnica internacional especializada en recursos hídricos con la misión de aperturar las negociaciones mediante una agenda específica en el tema marítimo como de los manantiales del Silala”, añadió.
Según el parlamentario con esta alianza se obtendría a través de las negociaciones diplomáticas directas y las representaciones congresales, justificar una salida -por derecho- soberana y racional afianzando los intereses de cada parte de reciprocidad mutua.
Las representaciones mutuas permanentes se establecerían por una simple decisión y voluntad de ambos países, regidas por las normas determinadas en el derecho internacional dentro la supervisión del Sistema de Naciones Unidas y referidas al análisis del Tratado de Paz, Amistad y Límites 1904, y la revisión de la concesión que se otorgó en 1906 a la compañía ferroviaria “The Antofagasta and Bolivia Railway”.
Los torrentes de las aguas del Silala están ubicados en el cantón Quetena, provincia Sud Lípez de Potosí. En cuanto al sistema de manantiales su cauce fue desviado a través de canales artificiales construidos en la época en que la Empresa Bolivian Railway, administraba estos recursos, supuestamente para el uso en el ferrocarril a vapor que efectuaba viajes desde Bolivia hasta Chile.
“El acercamiento personal del presidente Morales con la presidenta Michelle Bachelet, llevó acordar una agenda de 13 puntos sin exclusiones. Lastimosamente los temas centrales del diferendo de las vertientes del Silala y marítimo no encuentra aceptación clara en la diplomacia mapochina”, explicó Córdova.
Mencionó que en este momento la prefectura de Potosí prevé construir una central hidroeléctrica en los manantiales del Silala con una inversión de 2 millones de bolivianos. “La obra que pretende ser concluida en 18 meses poseerá una serie de infraestructuras en materia edificaciones, bloques, desagües y turbinas, proyecto que podría incomodar a la diplomacia chilena; pero consideramos que consolidará (la) soberanía”, señaló.
TEMA MARÍTIMO
En criterio del legislador, la política nacionalista de izquierda del actual Gobierno ‘es incipiente’, porque no promueve una fórmula para una salida soberana al enclaustramiento marítimo.
Expresó asimismo, que el tema como premisa de “integración mediante un proceso gradual de acercamiento mutuo” que es muy utilizada teóricamente por el canciller Choquehuanca, encubre el fracaso en las relaciones con Chile.
Enfatizó en que a más de cien años que se firmó un Tratado que restableció la paz, pero no la amistad, la reivindicación de acceso al Océano Pacífico no presenta un avance claro por la parte boliviana; innegable será una tarea en el campo diplomático y de relaciones internacionales de interés hemisférico.
Recordó que entre Perú y Chile aún hay un entredicho sobre el territorio costero que cubre ambas naciones. El Perú sostiene que la delimitación debe seguir “la línea de la concordia” y Chile manifiesta que debe seguir “el paralelo marítimo” desde la línea de la concordia, contrariedad que se encuentra resuelta para el Gobierno chileno, pero que incomodó siempre la posición boliviana cuando se plantea una solución.
Finalmente afirmó que los objetivos centrales de la agenda de la política exterior boliviana, será plantear la demanda marítima de manera bilateral y multilateral, mucho más cuando se dio la apertura de la Unión de las Naciones Suramericanas (Unasur), institución que debe garantizar la búsqueda de espacios de negociación y solución.
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