La racionalidad en el uso y consumo del agua está en tela de juicio, según numerosas advertencias formuladas por expertos y organizaciones ambientalistas. Ya se han hecho, desde esta misma columna, reiteradas referencias a esta situación. Y ahora que se aproxima la época de temperaturas más elevadas, es oportuno insistir -una vez más- en la necesidad de hacer un uso prudente de este recurso.
La adecuada administración del agua se tornó en los últimos tiempos una preocupación esencial para los ambientalistas, debido a la creciente escasez de este recurso vital.
En este sentido, la ONU ha pronosticado que para el año 2050 unos 7.000 millones de personas en 60 países sufrirán la falta de agua, lo que agravará notablemente la actual situación, en la que miles de personas mueren afectadas por enfermedades asociadas con la falta y la contaminación de este recurso.
En la Argentina, según explican los especialistas, el problema "en muchas zonas no es la falta de agua potable, sino el mal manejo de los recursos hídricos".
Señalan, por ejemplo, que "la Argentina posee en los Bajos Submeridionales del norte santafesino uno de los humedales más importantes del Gran Chaco Americano, que constituye un enorme reservorio de agua dulce. Sin embargo, desde hace años se están implementado allí una serie de obras de canalización, destinadas a eliminar el agua".
Entidades ambientalistas han advertido que el agua "que antes se encontraba contenida en numerosos esteros, bañados y lagunas, ahora es dirigida a su principal colector: el río Salado".
Pero más allá de esta situación concreta -que merece una especial atención en nuestro país- a nivel mundial la situación de escasez y mala administración del agua ha alcanzado extremos dramáticos. Y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) consideró que "un desafío clave del futuro es el manejo sustentable, eficiente y equitativo de las escasas reservas hídricas".
Según la proyección más negativa, en 2050 unos 7.000 millones de personas en 60 países sufrirán la falta de este recurso.
Es un tema sobre el que, evidentemente, se debe tomar conciencia. Y para ello es fundamental que el Estado, en coordinación con organizaciones no gubernamentales que trabajan sobre esta problemática, promuevan campañas para impulsar una mayor racionalidad en la utilización de un recurso tan sensible como el agua.
Con sólo recorrer las calles de esta ciudad, se puede observar la frecuencia y facilidad con la que se derrocha agua. A cambiar esos malos hábitos debe apuntarse con urgencia.
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