El gobernador neuquino, Jorge Sapag, y el secretario de Obras Públicas de la Nación, José Francisco López, encabezaron ayer el acto de apertura de grupos privados interesados en la construcción de la represa Chihuido I sobre el río Neuquén.
Cinco grupos integrados por 17 empresas cumplieron con la primera etapa del proceso para la ejecución de este complejo multipropósito que permitirá aportar energía al Sistema Interconectado Nacional, regar miles de hectáreas y regular las crecidas del río Neuquén para evitar inundaciones que afecten a las poblaciones ubicadas aguas abajo.
López, al hablar durante la ceremonia en Casa de Gobierno, destacó la intención manifestada por el sector privado en el proyecto a pesar de la crisis financiera internacional que se vive en estos días. «El sector privado esta marcando con su interés que apuesta a la potencialidad de un emprendimiento que tendrá repercusiones no solo en la región sino también en la Argentina y en los países vecinos».
Destacó la colaboración mutua con Brasil en materia energética y la existencia del «embalse virtual» creado para que cuando hay excedentes en la producción energética de cualquiera de los dos países y alguno lo necesita se complementen.
López consideró necesario «utilizar al máximo el agua antes de su salinización en el mar» y en ese sentido destacó el programa nacional de obras en marcha.
Mencionó las ofertas económicas presentadas para la ejecución de una represa en la provincia de Santa Cruz; el proyecto de Los Blancos en Mendoza y el inminente llenado del embalse de «Los Caracoles» en San Juan.
Sapag, por su parte, hizo hincapié en el respaldo que la represa de Chihuido I tuvo desde un primer momento de parte de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
«Lo que hemos logrado con este proyecto es la articulación del federalismo de coordinación entre la provincia y la nación para encontrar nuevos caminos», afirmó.
Consideró que «el estado debe dar respuestas a las demandas sociales pero no todo lo puede y por eso es que hay que generar espacios fuera del estado para que a través de la inversión privada se genere riqueza».
Proyecto
El complejo de Chihuido I demandará una inversión estimada de 900 millones de dólares con una central hidroeléctrica que aportará 478 megavatios, posibilitará el riego de miles de hectáreas y regulará el caudal del río Neuquén.
Se construirá a 5,5 kilómetros aguas debajo de la confluencia de los ríos Neuquén y Agrio, cubrirá una superficie de 17.000 hectáreas, demandará 1.500 empleos durante su construcción en forma directa y obligará a la reubicación de tres parajes rurales que quedarán bajo agua.
Las poblaciones de Agrio del Medio, Villa del Agrio y Quili Malal serán reubicadas mediante un proyecto que esta en marcha junto a los presidentes de las comisiones de fomento y las autoridades provinciales y nacionales.
Las empresas interesadas en la construcción del complejo integraron cinco consorcios que son Camargo-Correa-Pampa Energy y EXA; Electro Ingeniería SA-Constructora OAS-LTD e Hidrocuyo SA; Roggio-CORSAP-COVIAN-EZUCO SA y Duke Energy; Industrias Metalúrgicas Pescarmona y José Cartellone SA y Odebrech.
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