El ingeniero Carlos Lagranja, quien por largos años trabajó junto con su colega Horacio Zambón en la problemática del río Pilcomayo, afirma que deben hacerse todos los esfuerzos que sean necesarios para mantenerlo presente en la provincia ya que de sus aguas depende el destino del territorio ubicado al norte de la ruta nacional 81.
El técnico asistió al acto en el que Formosa asumió en representación de la Argentina como sede de la dirección ejecutiva de la Comisión Trinacional que comparte con Bolivia y Paraguay y respondió a los periodistas sobre aspectos que tienen que ver con el errático curso de agua internacional.
Sobre la distribución actual de las aguas, Lagranja dijo que ingresan mayores caudales del lado argentino respecto de las riadas que derivan hacia el Paraguay, no obstante lo cual comentó que a la altura de El Potrillo, parte del agua que ingresa en el bañado La Estrella, se suele trasvasar hacia el país vecino.
“Creo que sería importante que las dos partes que entienden en la cuenca inferior deben seguir trabajando en tratados y haciendo proyectos para el futuro, con proyecciones de hasta 15 años, porque el río lamentablemente tiene un andar que solamente él lo conoce”, sugirió.
“Si bien nosotros algo hemos aprendido, no lo sabemos todo del Pilcomayo y por eso hay que pelear para que no retroceda más y que esté dentro de los países condóminos”, acotó.
Carlos Lagranja -quien fue mencionado en su discurso por el ministro de Planificación, Inversión, Obras y Servicios Públicos, Jorge Ibáñez, al identificarse con el titulo del libro suyo en el que llama al Pilcomayo el río de la vida- destacó la juventud del río.
“La problemática es de vieja data. Es tan joven que no es un río sino un torrente que por su edad geológica es un nuño, un bebé aún”, manifestó.
“Por eso es que nos tiene acostumbrado a sus travesuras, como un chico muy joven y lamentablemente no tiene un cauce estable porque nace a 6.000 metros de altura y en escasos 500 kilómetros arrastra gran cantidad de sedimentos, piedras grandes, rocas que van rodando y que se van disgregando a lo largo de su recorrido, sedimentándose las partículas más finas”, explicó.
Dijo Lagranja que de ese modo se va taponando el cauce y que por ello no tiene otra solución que retroceder, estimando que son mas de 200 los kilómetros perdidos en los últimos 50 años.
Vaticinó que tiende a mantener ese proceso de retracción, razón por la cual se siguen haciendo obras para mantener un punto fijo.
“El famoso proyecto Pantalón que nosotros ejecutamos en su oportunidad en la provincia nos indicaba que cada cinco años había que repetir la obra cauce arriba. En realidad, eso es a la larga o a la corta lo que habrá que hacer pero seguramente que deberá ocurrir en otros territorios”, opinó.
Carlos Lagranja destacó la importancia de las obras que se encaran en la actualidad porque lo mantienen al Pilcomayo presente en territorio formoseño, el bañado La Estrella sigue con agua lo mismo que los doce riachos que nacen allí. |
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