La sequía es la ocurrencia transitoria de limitaciones en la disponibilidad de humedad del suelo, que produce un déficit de agua en la planta lo bastante importante como para afectar su normal crecimiento. Estos conceptos se desprenden de un informe elaborado por la Sección Caña de Azúcar de la EEAOC, al que tuvo acceso LA GACETA Rural.
La severidad del estrés hídrico depende de su intensidad, de su duración y de la fase fenológica del cultivo, generando desde ligeras alteraciones metabólicas hasta la muerte de órganos e individuos.
Estimaciones realizadas en Tucumán indican que para un ciclo de 10 meses la caña de azúcar tiene un requerimiento hídrico de alrededor de entre 1.200 milímetros (mm) de agua y 1.300 mm.
La ingeniera Patricia Digonzeli sostuvo a LA GACETA Rural que el mayor consumo de agua se produce en el verano, durante la fase que se conoce como “gran crecimiento”, período crítico durante el cual se construye el “rendimiento cultural” del cañaveral (toneladas de caña/ha).
La producción
Sin embargo, las fases iniciales del cultivo (brotación y macollaje) también requieren de una buena disponibilidad hídrica que asegure su cumplimiento en forma rápida y eficiente, y permita el establecimiento de una buena y uniforme población de tallos.
Por lo tanto, para obtener elevadas producciones de caña es importante satisfacer los requerimientos hídricos del cultivo en cada una de sus fases. En las condiciones ambientales que existen en Tucumán, con una primavera seca, es frecuente que las necesidades hídricas de la caña de azúcar -en las fases de brotación y macollaje- no lleguen a ser adecuadamente satisfechas.
Durante el verano, la frecuencia e intensidad de las lluvias permite, normalmente, satisfacer los requerimientos hídricos del cañaveral. Debemos recordar que en nuestra provincia, aproximadamente el 75% de la caña de azúcar se realiza sin el aporte de riego, por lo cual -y dependiendo de su intensidad, duración y momento de ocurrencia- la sequía afectará en mayor o menor medida la producción de los cañaverales.
Los cambios
El comportamiento de la caña de azúcar frente a condiciones de déficit hídrico varía según se trate de “caña planta” o “caña soca”.
Estudios realizados en Tucumán por la EEAOC, comparando años con suministros de agua diferenciales, demostraron que en “caña planta” el componente del rendimiento cultural más afectado fue el número de tallos.
En esta edad, la sequía afectó la emergencia de los brotes, produjo la muerte de tallos ya establecidos y retrasó significativamente el macollaje, llegando a provocar una disminución de la población de tallos de aproximadamente un 38%.
En “caña soca”, en cambio, la sequía afectó en mayor medida el peso y la altura de los tallos, más que su población.
En este caso, se reportaron disminuciones de peso y de altura cercanas al 50% y al 40%, respectivamente.
Los perjuicios
Existen evaluaciones realizadas en cañaverales de Tucumán que indican que “en condiciones de sequías severas las pérdidas de producción de los cañaverales pueden superar el 50%”.
Algunas prácticas de manejo pueden ayudar a reducir los efectos negativos del déficit hídrico.
Por ejemplo, el mantenimiento de los residuos de la cosecha sobre el suelo favorece una mayor conservación de la humedad edáfica. Además, contribuye a subsanar las deficiencias hídricas estacionales características de nuestra zona.
Cuando se queman esos restos de la cosecha, como publicamos en la edición anterior de LA GACETA Rural, el suelo se queda sin protección por lo que el agua de lluvia no logra infiltrarse en profundidad, con lo que el subsuelo no alcanza un buen nivel de humedad).
Otras prácticas de fundamental importancia son aquellas que se realizan para eliminar las capas compactadas de suelo, las cuales favorecen el desarrollo de sistemas radiculares más profundos capaces de explorar capas de suelo que todavía conservan humedad y ayudan a mejorar la respuesta del cañaveral cuando se producen situaciones de estrés hídrico como las que sufre actualmente.
Presentan sus estrategias
La EEAOC asesora a los productores cañeros sobre qué estrategia deben seguir para manejar el cañaveral afectado, como por ejemplo realizar una cosecha óptima, sacando la caña lo antes posible para evitar nuevas heladas. Después, la EEAOC fomenta estrategias de manejo y cosecha de los diferentes lotes y de las diferentes variedades.
La falta de lluvias y las heladas complicaron el futuro del trigo
Las siembras se realizaron en fechas poco usuales, debido a la poca humedad.
Normalmente durante mayo, junio y julio se afianzan y desarrollan los períodos juveniles del cultivo de trigo en Tucumán. Este año dicha etapa estuvo afectada por temperaturas superiores a las normales para esta época; además, por bajos aportes hídricos (menores a los normales). Esta situación afectó los estadios juveniles del cultivo, afectando la implantación y macollaje y produciendo un acortamiento del ciclo (desde la siembra hasta la espigazón). Esto se desprende del informe preparado para LA GACETA Rural por la Sección Granos de la EEAOC, en donde el ingeniero Daniel Gamboa sostuvo que los trigos sembrados en fechas normales fueron afectados por un prematuro secado superficial del suelo (los sembrados en la segunda quincena de mayo), efecto que incidió en el nacimiento del cultivo y generó un menor stand de plantas que las recomendadas. Los meses restantes en los cuales creció el trigo (agosto y septiembre), tuvieron aportes hídricos prácticamente nulos, condición frecuente en nuestra zona.
La combinación de bajas precipitaciones y altas temperaturas al inicio del ciclo definieron un cultivo afectado por este cuadro de estrés. Condición que se agravó por la ocurrencia de heladas al inicio de septiembre. Esto empeoró aún más la situación del cultivo, comprometiendo la productividad de trigo en Tucumán para esta campaña.
En cuanto a los cultivos de verano, Gamboa trazó el siguiente panorama: la falta de precipitaciones no afecta la implantación de cultivos de verano, ya que normalmente este ambiente es el habitual para la época del año.
Sin embargo, si persiste la falta de lluvias en los próximos meses se vería afectada la recarga de agua en el perfil del suelo y, por lo tanto, se complicaría la realización de las tareas la siembra prevista para mediados de noviembre.
El clima obligó a reducir la superficie sembrada con maíz
En Ceres y en zonas vecinas los productores buscarán hacer maíz forrajero.
En la misma fecha de 2007 ya se habían implantado 800.000 hectáreas con maíz. En muchos casos se planificaron siembras “de segunda” para escaparle a la falta de agua y al elevado costo de los insumos (por un menor costo de producción y también previendo que, hacia fines de este año, el precio de los fertilizantes se acomode a los nuevos precios de los granos).
Se sembraron 296.000 ha de la campaña nacional 2008/09, o sea el 11% del área estimada, según el informe de evolución de cultivos de la Bolsa de Cereales porteña.
A igual fecha de 2007 se habían implantado 800.000 ha. A pesar de las lluvias registradas en los últimos días, en muchas zonas del país se requieren más precipitaciones para recargar los perfiles. “Por esto, y sumado a la coyuntura -altos costos de los insumos; bajos precios del cereal- los productores buscarán siembras tardías de diciembre, esperando mayor estabilidad en rinde”, apunta el informe.
La mayor parte del área implantada, hasta ahora, se concentra en La Pampa y el oeste de Buenos Aires con 100.000 ha sembradas.
El agua recibida en la última semana se ubicó entre los 50 y los 80 mm en general Villegas, América, Lincoln y Carlos Tejedor (donde se registran los mayores avances en las siembras). En Trenque Lauquen la cobertura es menor, debido a que los perfiles edáficos contaban con menor humedad. En segundo lugar se encuentran algunos sectores del centro-norte de Santa Fe, donde se implantaron unas 59.000 ha. En Ceres y vecindades, los técnicos indican que se realizaron las primeras labores de siembra, aunque se prevé una importante retracción del área trasladándose parte del maíz comercial a forrajero. En el noreste santafesino las lluvias permitirían mantener la condición a los maíces sembrados temprano, avanzados en su ciclo.
La seca no detiene los trabajos sobre barbechos para la soja
La marcada falta de humedad en los suelos afectó los rendimientos y la calidad actual de los trigos. La empresa Javicho avanza en las tareas de aplicación de herbicidas.
En esta época del año la falta de lluvia es una constante en las zonas productoras de granos del NOA. Sobre todo en la franja del Este tucumano y Oeste santiagueño. De manera que hay tomar los recaudos necesarios y avanzar en las tareas culturales con vista a la próxima campaña de granos gruesos, señaló el administrador de la Finca Javicho, Horacio Mariona.
“La falta de lluvia complicó a los trigos y si a esto le sumamos la helada de septiembre, la situación es muy complicada y los resultados están a la vista”, remarcó.
Mariona explicó que los rendimientos son irregulares, aun en los lotes que estuvieron menos expuestos a las condiciones de sequía y a los efectos de las heladas, que actualmente estan siendo trillados, destacó Mariona.
“Pese a todo los inconvenientes estamos trabajando en la aplicación de barbechos para la siembra futura de soja. Queremos estar avanzados en estas tareas cuando lleguen las lluvias de fines de la primavera y comienzo del verano, que hacen aporte hídrico que necesitamos en los pérfiles del suelo para los cultivos de verano. En nuestro caso, me refiero a la soja y al maíz”, afirmó el técnico.
La falta de humedad edáfica dificulta y condiciona la aplicación de herbicidas, pero con cierta técnología se puede llevar adelante este proceso con exito, aseguró Mariona.
“Disponemos en el establecimiento de una central meteorológica automática, que tiene distribuidos sensores en diferentes lotes del campo. Si se dan condiciones de temperaturas moderadas y humedad atmosférica superior al 50%, entonces realizamos los barbechos durante la noche. Para ello usamos una pulverizadora terrestre de última generación, con piloto satelital y un excelente sistema de luces, para aplicar los herbicidas durante unas 12 horas, desde las 7 de la tarde hasta el amanecer del día siguiente”, resaltó.
“Es cierto que la falta de agua en los suelos es crítica para realizar las aplicaciones, pero con esta metodología se pueden efectuar los controles, principalmente de maleza de hoja ancha -como el cardo real-, que está complicando a los productores de toda la zona sojera. Pero aún co n la seca puede ser controlada para evitar los inconvenientes que genera luego esta maleza y otras, en la siembra directa”, subrayó Mariona.
Respecto de la próxima campaña, dijo que la siembra se definirá una vez que los suelos tengan suficiente humedad para recibir la semilla. De la situación económica y política actual, apino que hay incertidumbre en todas las escalas productivas granarias.
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