El Gobierno español se ha tomado en serio la hipótesis de un trasvase de aguas del río Ródano a Catalunya. Bajo la batuta de Josep Puxeu, secretario de Medio Rural y Agua del Ministerio de Medio Ambiente, se ha puesto en marcha un estudio que evaluará los pros y contras de la compra de agua a Francia.
El trasvase de aguas del Ródano a Catalunya es una vieja idea, con más meandros que el propio río francés. Hoy bandera de Convergència i Unió, el trasvase fue defendido a finales de los ochenta y principios de los noventa por destacados alcaldes socialistas de la región metropolitana de Barcelona. Pasqual Maragall dijo no.
A cargo de un grupo de expertos, vinculados a la Administración y al ámbito universitario, el estudio deberá sopesar los costes y los posibles beneficios de una operación de gran envergadura que modificaría los parámetros del debate sobre el agua en España.
"El único trasvase que estamos estudiando es el trasvase del Ródano a Catalunya, que está en una fase muy inicial. Hemos creado un grupo de expertos para obtener una opinión sobre su viabilidad, mediante un estudio lo más neutral posible", declaraba el pasado lunes a La Vanguardia la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Elena Espinosa. Y en parecidos términos se expresaba el martes en Barcelona, el secretario de Estado Puxeu: "No hemos dicho que no a nada".
El estudio del trasvase del Ródano fue uno de los compromisos adoptados por José Luis Rodríguez Zapatero en el debate de investidura, el pasado mes de abril, a instancias de Convergència i Unió. Zapatero prometió abordar la cuestión e incluso informó personalmente de ello al presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy, en el curso de una asamblea general de la OTAN en Bucarest.
Una información de La Vanguardia sobre estas gestiones con la presidencia francesa fue motivo de fogosos desmentidos, en un momento en que el Govern de la Generalitat estaba sometido a fuertes tensiones como consecuencia de la intensa sequía que en aquellos momentos padecía Catalunya. A instancias del Gobierno central, el Consell Executiu se vio obligado a rectificar un amago de trasvase del río Segre, planificado con gran secretismo por el conseller de Medi Ambient, Francesc Baltasar. Había muchos nervios en Barcelona.
Pese a los desmentidos, un portavoz oficial de la presidencia francesa confirmó que el presidente Zapatero había informado a Sarkozy de la iniciativa del Gobierno español.
Semanas después, tras intensos debates sobre la captación de aguas del minitrasvase del Ebro para abastecer el área de Barcelona, las lluvias comenzaron a llenar los pantanos, ahogando el estado de emergencia. El problema estructural, sin embargo, persiste en España. Y el Ródano pasa ahora por Madrid.
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