Los grandes sueños a veces no se concretan nunca. Ello sucede, por ejemplo, con obras hidráulicas que quedan paralizadas, pese a los beneficios que pueden brindar. Se invierte inicialmente una gran cantidad de dinero para su realización y luego sobreviene la parálisis, ya sea por falta de perseverancia o de interés de los gobernantes de turno. Un ejemplo de lo que hablamos es el frustrado dique Potrero del Clavillo, localizado sobre las faldas orientales del Aconquija, en el límite entre Tucumán y Catamarca, cuya piedra basal se colocó el 25 de setiembre de 1974, es decir hace 34 años, en una ceremonia de la que participaron los gobernadores de ambas provincias. Se consideraba que la presa sería un polo energético del Noroeste. Iba a permitir regar 40.000 hectáreas; brindaría agua para uso industrial; protegería el sur de Tucumán de las temibles crecidas de los ríos del Aconquija y abriría al turismo una zona virtualmente inexplorada: las altas cumbres nevadas, praderas de tipo alpino y selvas de una riqueza forestal inusitada. El dique iba a aportar -según el proyecto- una potencia de 339.000 kw y hubiera generado 445 millones de kw anuales. Todas las aguas que se recogieran de los ríos serían llevadas mediante diques derivadores y canales al embalse. Se había previsto además construir en Villa Lola, en las cercanías de Alpachiri, una presa compensadora que posibilitaría el riego de 36.000 hectáreas de los departamentos de Chicligasta y Río Chico.
La paralización del proyecto se produjo durante el último gobierno militar por orden del ministro de Economía de la Nación, José Alfredo Martínez de Hoz, porque se priorizó la construcción de la presa de Yacyretá. El argumento que se empleó fue que el NOA?era un consumidor modesto. En distintos momentos, a lo largo de más de tres décadas, se propuso la reactivación de la obra. En abril de 1986, se pensó solicitar al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) 1,5 millón de dólares para comenzar a concretarla. En abril de 1993, en el marco de la integración económica Norte chileno-argentino, el entonces gobernador de Catamarca anunció que había iniciado los trámites para ceder la construcción de la presa a inversores chilenos y argentinos.
En agosto de 1996, legisladores tucumanos y catamarqueños intentaron retomar las gestiones para que la Secretaría de Obras Públicas de la Nación formalizara las bases para llamar a licitación. Se dijo que las obras se harían totalmente desvinculadas del Canal Federal y que se preveía la sistematización integral de las cuencas de los ríos Gastona y Medina, y la ejecución del embalse moderador de Villa Lola. En noviembre de ese año, el Gobierno provincial anunció que la erección del dique de Potrero del Clavillo estaba contemplada en la última acta de reuniones por el Canal Federal y que se haría en seis años. En octubre de 2004, el Círculo de Legisladores de Tucumán reflotó el proyecto y le solicitó al gobernador que hiciese las gestiones para que la obra fuera declarada de interés nacional y se financiara con fondos del BID. En abril de 2005, legisladores tucumanos anunciaron que impulsarían que la pavimentación de la ruta 365 hasta Cochuna y el Potrero del Clavillo fuesen declarados obras prioritarias para la región. De más está decir que ninguno de los pedidos se concretó.
El emprendimiento hidráulico podría haber dado fin a las históricas inundaciones en el sur tucumano y haber contribuido a su desarrollo. Que el dique de Potrero del Clavillo deje de ser un sueño dependerá del empeño que pongan nuestros gobernantes en su concreción.
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