El impacto ambiental sobre el río Baker, los cambios sociales en la población y la recarga de tránsito por la Carretera Austral se abordaron en la Jornada de Participación Ciudadana, correspondiente al proceso de aprobación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de HidroAysén, que pretende construir cinco centrales hidroeléctricas en la zona.
Los representantes de la empresa y los ecologistas que se oponen a las centrales, que estarían en las cuencas de los ríos Baker y Pascua, se encontraron frente a frente y protagonizaron una reunión distendida, sin incidentes ni recriminaciones. Sólo el presidente regional de la Codeff, Peter Hartmann, fue categórico al señalar en la sala que "el EIA no sirve y es incompleto" y que el proyecto no debe hacerse.
Hernán Sandoval, de la Corporación Chile Ambiente, preguntó por qué el EIA contempla un plan de seguimiento ambiental de sólo 20 años. El gerente técnico de HidroAysén, Bernardo Canales, explicó que se estimaba que en la mitad de ese tiempo ya existirá un equilibrio de los ecosistemas y la estabilización de los procesos derivados de la dinámica del embalse.
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