Villa Carlos Paz. Son chicos de 15 y 16 años que viven en barrio Colinas, un sector habitado por familias de trabajadores que es parte de la Carlos Paz que no sale en las postales.
Son, además, alumnos de 4° "B" del Ipem 316 y junto a dos de sus profesoras planean soluciones para un grave problema del barrio, con la idea de aportar mejoras a la vida de sus vecinos.
Los chicos conviven con un pantanillo que está detrás de la escuela, y que con el tiempo se transformó en un foco infeccioso al que llegan las aguas servidas de varios establecimientos escolares y de viviendas. El mismo problema lo padecen una escuela primaria, una guardería municipal y un dispensario.
Con esa realidad llena de peligros latentes para la salud, los chicos y las profesoras María de los Ángeles Calamita y Laura Almada comenzaron a elaborar un proyecto con el objetivo de ir transformando esa realidad. El primer paso es lograr que los chicos sean promotores de salud del barrio. Y la expectativa de máxima, de aquí hasta sexto año, es conseguir que las autoridades se preocupen por el saneamiento en ese pantano natural, que alguna vez tuvo agua y hoy tiene líquidos cloacales.
Objetivos claros. Los chicos cursan la especialidad en Ciencias Sociales. El trabajo consistió en armar el proyecto sobre la base de una necesidad concreta del barrio. Y así surgió el pantanillo, con el que prácticamente conviven los chicos, como tema a abordar.
Soledad Ramos, una de las alumnas, sostuvo que al no contar con redes cloacales, se afectó al pantanillo con deshechos humanos y residuos de todo tipo. "Esto provoca muchas enfermedades, afecta el aspecto de nuestro barrio y está en un camino por el que pasan muchos chicos", dijo.
El edificio del Ipem fue uno de los primeros que inauguró el ex gobernador José Manuel de la Sota en 2000. La planta de tratamiento de líquidos cloacales se rompió en 2003 y recién hace unos meses fue reparada. Durante cinco años, los líquidos fueron directo al pantano.
Víctor Albello, otro estudiante, contó que lo primero que trabajaron en el aula fue el concepto de contaminación, y que luego salieron al barrio a entrevistar a los miembros de las diversas instituciones para indagar sobre qué conocían del pantanillo. "Había gente que no estaba enterada el problema", dijo el joven.
Para las profesoras, la esencia del proyecto en el corto plazo no es el saneamiento, sino que los chicos se transformen en promotores de salud y propongan acciones para intervenir en el barrio y sensibilizar a los vecinos.
Sin embargo, hay posibilidades de que uno de los módulos de las cloacas, que dejaron de funcionar cuando se inauguró la planta de tratamiento de Costa Azul, sea trasladado a este sector. Sería una solución definitiva.