El temporal que azotó la provincia a mediados de 2006, trajo serias complicaciones a la ciudad y a las localidades del interior, mucho más perjudicadas. La Universidad Nacional del Comahue no permaneció ajena al fenómeno climático puesto que parte de su terreno, en pleno sector de las bardas, en la sede central se vio completamente inundado. Con el objetivo de evitar futuras inundaciones, se realizó un estudio para entender el fenómeno y el resultado fue contundente: hay que respetar los cursos naturales. La respuesta suena obvia pero sin embargo pocas veces es tenida en cuenta a la hora de construir sobre las bardas.
“En esta zona, las inundaciones se producen los días de precipitaciones intensas, producto de la escasa permeabilidad del suelo, agravado por la velocidad que alcanza el flujo de agua y el deficiente desagüe pluvial de la playa de estacionamiento ubicada entre la barda y el edificio propiamente dicho”, explicó el ingeniero Renato Enei, uno de los autores del estudio.
Salidas
Como el caudal de agua escurría a gran velocidad el suelo se erosionaba fácilmente por lo que se tornó necesario realizar un nivel de las cotas existentes para poder determinar las posibles vías de escurrimiento.
“Surgió la necesidad de construir un “corta-agua” al pié del talud natural de manera que el mismo funcione como cortina evitando el ingreso del agua de lluvia a la playa de estacionamiento y de allí al edificio propiamente dicho”, precisó el ingeniero, quien agregó que se prevé forestar esa zona con el fin de disminuir la velocidad de escurrimiento y, en consecuencia, la erosión.
Para poder cumplir con estas propuestas, se diseñó y calculó un muro de contención pluvio-aluvional delimitando el sector correspondiente al estacionamiento norte del Aula Magna con el talud natural de suelo, al sur del comedor universitario.
“Este muro es en un sector de la traza, de mampostería de ladrillones macizos comunes, con revoque hidrófugo, es decir que evita las filtraciones y la humedad, pintura y membrana asfáltica”, aclaró Enei.
En la parte de mayor desnivel, se construirá un tabique de hormigón armado, con el mismo tratamiento aguas arriba, mientras que en el caso del muro de mampostería, se realizarán columnas y vigas de hormigón armado.
Una de las constantes quejas de los vecinos de la ciudad cada vez que llueve es la presencia de una importante cantidad de agua en las calles producto de las precipitaciones, debido a la escasa presencia de bocas de tormenta.
Concientes de que este era un factor a tener en cuenta en las obras que se iban a tener que hacer, se construirán cámaras de inspección y bocas de acceso cada 10 metros.
Y, justamente, aquí es donde se aplicará el filtro natural, mediante el depósito de tierra fértil para facilitar la forestación, sobre el caño colector.
Este conducto se encuentra en una pendiente de 1.5 cm por metro de longitud, y aprovechando el desnivel natural del terreno, por lo que “conducirá” el agua proveniente del talud hacia el acceso vehicular del comedor universitario y de allí escurrirá libremente por la playa de estacionamiento ubicada al Este del Aula Magna.
“Las soluciones pueden ser variadas, dependiendo de las situaciones particulares de cada caso: desniveles, distancias, caudales, pero el concepto fundamental es el de conducir el agua hacia un sector donde la misma pueda escurrir libremente. Por eso, se debe evitar generar barreras que impidan este procedimiento”, concluyó Enei.
“Se impone lo económico”
En los últimos años las construcciones en la zona de las bardas se han incrementado considerablemente. Sin embargo, a pesar de este incremento, las obras que allí se realizaron no tomaron en cuenta, en la mayoría de los casos, los cursos naturales de desagote.
“En muchos lugares, había que haber fundado en un lugar correcto, donde el suelo permita la carga que vos le vas a poner en la parte superior. Es decir que no se trata de fundar sobre una superficie que no tenga la resistencia necesaria para poder soportar el piso que vos le vas a colocar arriba”, explicó el ingeniero Renato Enei.
Esta suerte de “olvido” tiene su explicación en la relación entre lo inmobiliario y ciertas incompatibilidades con las cuestiones técnicas.
“Cuando se procede de esta forma, no es por que no se sabe. El tema se conoce pero por ahí, se impone lo económico, y entre lo económico y lo técnico hay una ecuación que no siempre da bien”, aclaró.
En otras palabras, la adaptación al medio queda relegada a la adaptación que se le hace al medio para que se adecue a las construcciones.
Para Enei, hay lugares donde no se puede trabajar, pero en caso de hacerlo hay que tomar ciertos recaudos. Caso contrario, si por una cuestión de costos se evita tomarlos, el desastre no tarda en llamar a la puerta.
Un ejemplo en la ciudad de Neuquén es el barrio Alta Barda, donde la empresa a cargo del proyecto “rellenó los valles, cortó la barda, no compacto como debía compactar no fundó como debía fundar”. “Hay infinidad de casas que están destruidas, ya que frente a una filtración de una cañería, frente a una lluvia importante, el agua vuelve a sus cauces naturales”.
En este sentido, y al margen del estudio que se llevó adelante en un sector del terreno de la sede central de la Universidad Nacional del Comahue, las conclusiones y las posibles salidas están abiertas para la comunidad para que los interesados puedan ahondar en el tema. “Claro está que puede aplicarse en otro tipo de construcciones como, por ejemplo, el Shopping Neuquén. Si bien hay algunas que están proyectadas, que yo no las conozco en detalle, seguramente este estudio va a servir”. |
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