Un hábito tan sencillo como el lavado de manos con jabón puede evitar el contagio de enfermedades tan letales entre los niños como la neumonía, la diarrea y el síndrome urémico hemolítico. Y hasta la propia UNICEF considera que esta práctica es una de las conductas higiénicas más importantes a la hora de reducir riesgos de contagio con virus y bacterias.
Es así que según datos de UNICEF, lavarse las manos con jabón puede reducir la incidencia de infecciones respiratorias en un 23 por ciento, por caso la neumonía, que es la primera causa de muerte de niños menores de cinco años y que mata cada año a 1,8 millones de chicos. También pierden la vida unos cinco mil niños por día en todo el mundo a causa de enfermedades diarreicas, que son totalmente evitables, y se estima que a través del lavado de manos podría reducirse esa cifra a la mitad.
Entre las enfermedades trasmitidas a través del agua y alimentos se cuentan las diarreas, hepatitis, salmonella o síndrome urémico hemolítico. Y entre las patologías que el lavado de manos ayuda a evitar se encuentran la neumonía e infecciones como faringitis o amigdalitis. En el caso de las dermatológicas, se encuentran la erisipela (infección de la piel) y las micosis (hongos).
Por medio de las manos, se generan también las enfermedades intrahospitalarias a través del contagio entre médicos, enfermeros, personal de limpieza y pacientes. Cada año, el tratamiento de cientos de miles de pacientes a nivel mundial se complica debido a infecciones contraídas durante la atención hospitalaria. Como consecuencia, algunos deben prolongar su internación, otros sufren problemas a largo plazo y otros, mueren.
COMO Y CUANDO HACERLO
Es por esto que los especialistas recomiendan un lavado con abundante agua y jabón al menos antes de cada comida y después de ir al baño. "Es una conducta higiénica fundamental ya que las manos son uno de los factores que más inciden en la transmisión de enfermedades infecto-contagiosas", sostuvo Carlos Calvi, especialista en neumotisiología.
Según indicó el profesional, el lavado debe realizarse en profundidad, restregando las manos varias veces y empleando abundante agua y jabón para eliminar la suciedad por completo, aunque se recomienda no usar detergentes porque son corrosivos para la piel. "Lo ideal es pasar tres veces el jabón durante el lavado y dejar que el agua corra y limpie bien. Las uñas son el mayor reservorio de bacterias, y por eso también es aconsejable utilizar un cepillo", explicó.
Comúnmente, las bacterias se encuentran en la piel y pueden transformarse en agentes de enfermedades ante una deficiencia inmunológica o una herida abierta. Por ello los especialistas coinciden en que la cuestión no debe reducirse a un número estricto de lavados por día, sino que hay que hacerlo cada vez que las manos entran en contacto con posibles focos infecciosos, por ejemplo tras manipular alimentos o monedas, luego de acariciar animales, de trabajar con tierra, o después de ir al baño.
"Los gérmenes se transmiten generalmente por aire, pero también es importante la incidencia de los contagios a través de las manos", dijo Calvi. No obstante, y más allá de las enfermedades por falta de higiene personal, la falta de lavado de manos es también un riesgo entre aquellos que manipulan alimentos como los cocineros, carniceros y expendios de lácteos y panificados y, claro, para los consumidores.
|
|
|