Alicia Monzón, referente de la ONG “La Familia”, relató como desde la madrugada del domingo se movilizaron con los vecinos y vecinas para ayudar a las familias más perjudicadas. En una cruzada solidaria, como ya están acostumbrados, sacaron las pocas pertenencias del agua y desarmaron ranchos para volver a construirlos en zonas más altas. “Vemos que las camionetas no entran acá, quedan en la avenida, nosotros estamos en un bajo y también necesitamos ayuda”, expresó la dirigente.
La situación se volvió desesperante para los ocupantes de una zona muy baja del predio que veían como el agua ganaba terreno. Las pocas chapas que remendaban los techos de sus precarias casas no impedían el ingreso de la torrencial lluvia, el agua se filtraba por el suelo y en horas de la tarde del domingo aún no tenían lugar seco donde resguardarse. La ayuda que habían recibido el viernes último fue escasa y las pocas chapas repartidas no alcanzaron para hacer frente al temporal. Nuevamente pusieron en marcha la olla popular para dar de comer a cientos de chicos cuyos padres y madres tuvieron que repartir alrededor de 30 bolsas de mercadería para 150 familias. Asimismo los vecinos expresaron su preocupación por el estancamiento del agua que puede provocar focos infecciosos y desencadenar enfermedades.
“Estamos muy preocupados, no tenemos donde poner a la gente, necesitamos más chapas para armar los ranchos”, tampoco el municipio ha aportado soluciones a esta desesperante situación, comentaba la dirigente con los pies en el barro. “Hacen falta 80 chapas para armar una piecita y apenas repartieron 15 para cada familia la última vez que trajo una ayuda Desarrollo Social”, sacaba cuentas. “No queremos volver a cortar la calle, pero fue la única forma de que nos atiendan. No nos quieren porque somos de otro movimiento, porque estamos con la FTV, nos sentimos discriminados”, sentenció indignada.
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