Aun cuando oficialmente el calendario dice lo contrario, los primeros calores ya han comenzado a provocar sus efectos en la ciudad y con ellos hemos tenido nuevamente -como desde hace tanto tiempo- problemas muy evidentes en cuanto a la presión de agua en gran parte de la red de servicio, cuando no en algunos otros sectores, lisa y llanamente, no se contó con la provisión de líquido en determinados momentos y horarios de consumo pico.
Se trata, sin dudas, de una perspectiva poco alentadora para el verano que se avecina, es decir, cuando la continuidad de las altas temperaturas se haga sostenida. Con lo cual, los habitantes deberíamos ir preparándonos para tener un nuevo verano complicado en materia de provisión de agua potable.
Sin embargo, durante una reciente presencia en la ciudad de funcionarios de Aguas Santafesinas SA, se trazó un panorama alentador en cuanto al servicio que se ofrecerá en los meses de calor que se avecinan. Es que, aun cuando no se descartan problemas, que seguramente los habrá pues Rafaela es una ciudad altamente demandante, la cercana incorporación en el mes de noviembre -aunque tras la etapa de prueba, recién comenzará a ser efectiva en diciembre- de un nuevo módulo a la Planta de Osmosis Inversa que refuerza el sistema, agregará otros 60 metros cúbicos hora, con lo cual este agregado que constituye el sistema de ósmosis nos dejará 300 metros cúbicos por hora, sumándose al aprovisionamiento habitual que proporciona el acueducto desde Esperanza, que alcanza a 1.200 metros cúbicos horarios.
De tal manera, la ciudad contará con aproximadamente un 25% más de la cantidad de agua que se contaba en anteriores épocas estivales, con lo cual se supone -con cierto optimismo, es cierto- que el servicio estará en cierta medida asegurado. Lo cual no es óbice, para que como siempre sucede, se insista en reclamar a los vecinos un uso controlado y moderado del agua, pues aquí -lo hemos remarcado en reiteradas ocasiones- existe una cierta desaprensión en el consumo del agua, destinando la potable al riego de plantas, lavado de veredas, y lo que es peor, al llenado de natatorios y pequeñas piletas portátiles.
Es verdad que el agregado de 300 metros cúbicos al sistema es importante y como tal debe decirse, lo cual en principio alienta una perspectiva de optimismo, pero claro, existen también algunos otros aspectos que no fueron -tal vez- debidamente considerados al momento del análisis, como por ejemplo que la ciudad tiene un constante aumento del requerimiento de agua, debido a la gran cantidad de nuevas edificaciones que se van incorporando de manera constante a la geografía urbana.
Y otro tema a considerar es que en determinados lugares de la ciudad, la red domiciliaria de distribución de agua potable, es casi lo que puede calificarse con un verdadero colador, lo cual, aún con el esfuerzo que viene poniéndose de parte de la escasa plantilla de trabajadores de ASSA -e incluso tercerizando algunos trabajos-, no han sido solucionados. Si bien es menor la cantidad de pérdidas que se observan, continúan existiendo, constituyendo una fuga importante que se desliza hacia las napas. Y eso no ocurre sólo en la red central, sino que también en los domicilios, lo cual recién logra advertirse, en muchos casos, cuando se coloca el medidor de consumo, al comprobarse que la recepción de agua es muchísimo mayor a lo que en realidad se consume.
También deberá tenerse en cuenta el comportamiento que tendrán los barrios a los cuales se les ha incorporado las cloacas y seguramente ya estarán conectados cuando lleguen los picos de consumo en el verano. De haber cierto exceso en el consumo, también influirá negativamente en el aprovisionamiento general de la ciudad.
Como vemos, el "estamos mejor" que dejaron como optimismo conclusión los funcionarios de ASSA, en realidad depende de una serie de factores que, en algunos casos estará de su parte solucionarlos, pero otros deberán contar con una fuerte colaboración de parte de los usuarios.
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