Ya en 1990 la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) estudió la conveniencia de una fuerte interconexión eléctrica en el Cono Sur. Su conclusión fue categórica: la alternativa más conveniente era una interconexión entre Itaipú y Yacyretá por territorio paraguayo. En la práctica ocurrió lo inverso: Brasil y Argentina progresaron rápidamente en la interconexión a la altura de Garabí, intercambiando a ojos vista nuestra propia energía hidroeléctrica y excluyéndonos del fabuloso negocio. ¿Por qué no se llevó a cabo la mencionada interconexión por territorio paraguayo? Se tiene información confidencial fidedigna que fue el Brasil el que se opuso a dicho proyecto ya en 1990. El resultado es visible: hasta hoy nada se hizo.
Ya en 1990, la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) estudió la conveniencia de una fuerte interconexión eléctrica en el Cono Sur de América. Su conclusión fue categórica: la alternativa más conveniente era una interconexión entre Itaipú y Yacyretá por territorio paraguayo. Los motivos técnicos –que estarían fuera de toda discusión si no existieran fronteras entre nuestros países— son indudables: no existen en toda la región otras centrales hidroeléctricas y redes de transmisión asociadas de la envergadura de estas dos, con la perspectiva de sumar a Yacyretá la central hidroeléctrica de Corpus. Una interconexión a la altura de Garabí, entre Brasil y Argentina, también fue analizada por la OLADE en su momento, aunque claramente era de muy inferior importancia.
En la práctica ocurrió lo inverso. Brasil y Argentina progresaron rápidamente en la interconexión a la altura de Garabí, intercambiando a ojos vista nuestra propia energía hidroeléctrica y excluyéndonos del fabuloso negocio eléctrico. Recalquemos que, aún cuando nuestros vecinos busquen desarrollar esta excluyente interconexión, no pueden borrar la evidencia técnica y económica de que lo que realmente conviene a la región es una interconexión entre Itaipú y Yacyretá por territorio paraguayo.
¿Por qué no se llevó a cabo la interconexión de todo el Cono Sur de América por territorio paraguayo y teniendo a Itaipú y Yacyretá como nudos centrales de la misma? Se tiene información confidencial fidedigna que fue el Brasil el que se opuso a dicha interconexión ya en 1990. El resultado es visible: hasta hoy nada se hizo. Evidentemente, para que nuestro poderoso vecino siga usufructuando a precio de regalo la energía hidroeléctrica que le corresponde a nuestro país, fabulosa cantidad que mantiene cautiva gracias al imperialista Tratado de Itaipú que sus dictadores militares le hicieron firmar al corrupto Alfredo Stroessner.
Esa política trazada por Itamaraty desde hace décadas, de excluir al Paraguay del negocio eléctrico, continúa hasta este momento. En las negociaciones que lleva a cabo nuestro país con el Brasil, su delegación se niega a discutir la libre disponibilidad de la energía paraguaya de Itaipú, con lo cual se vuelve inviable una interconexión eléctrica entre Itaipú y Yacyretá para que el Paraguay pueda exportar su energía de Itaipú a terceros países. Esta negativa brasileña prueba varias cosas. Primero, que nuestra energía vale muchísimo más de lo que nos pagan, y es por ello que se niegan a otorgarnos la libre disponibilidad sobre ella, pues no quieren pagar los mayores costos de generación que tendrán que enfrentar. Segundo, que el supuesto espíritu de integración sostenido por el Brasil no es tal, pues a la hora de la verdad buscan mantener a nuestra energía de Itaipú como su coto privado excluyente. Lo que está detrás de todo ello es, por último, el antiguo afán hegemónico bandeirante, con el fin de mantenernos como su feudo, para su exclusivo provecho.
En este contexto cabe inscribir los estudios que está realizando la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) para ampliar las redes de transmisión del sistema eléctrico nacional. Con un criterio sospechosamente similar al del Brasil, la actual conducción de la ANDE está proponiendo licitar tan solo la construcción de una red de 500 kV entre Itaipú y Asunción, la que indudablemente aliviará las necesidades insatisfechas de electricidad de todo el país y particularmente del área metropolitana de Asunción, aunque dejará de lado nuevamente a la imprescindible interconexión entre Itaipú y Yacyretá. Esta interconexión no solo posibilitaría exportar libremente nuestra energía hidroeléctrica, sino también acceder en mayor escala a la energía de Yacyretá, en caso de que esta mejore su tarifa –como es previsible ocurra— y tener, además, una mucha mayor seguridad de suministro, pues ya no dependeríamos tan solo de centrales hidroeléctricas situadas al este del país, sino de la ubicadas al sur.
Si la ANDE licita tan solo la red Itaipú-Asunción, estará sumándose a la postura brasileña que no quiere ni oír hablar de la libre disponibilidad de nuestra energía. La interconexión eléctrica entre Itaipú y Yacyretá –por el trazado más conveniente, que puede ser Itaipú/Carayaó/Yacyretá, con una derivación a Asunción, todo en 500 kV– debe ser una cuestión de Estado. Si el Paraguay no construye esta interconexión hoy, la Argentina (con el apoyo del Brasil) podrá adelantarse y hacerlo por su territorio, para excluirnos definitivamente del negocio eléctrico, que es nuestro –pues somos los únicos que poseemos excedentes hidroeléctricos– y no de nuestros poderosos vecinos.
Si se construye la interconexión Itaipú-Yacyretá, en poco tiempo tanto la Argentina como el Brasil nos vendrán a implorar utilizar la misma cuando no puedan satisfacer su demanda eléctrica (como ha ocurrido en 2001 y 2007) y, así, aún cuando en las negociaciones el Brasil no quiera ceder en darnos la soberanía hidroeléctrica, en los hechos lo tendrá que reconocer y ello posibilitará que recuperemos nuestra soberanía hidroeléctrica.
No llamar a licitación para la construcción de una potente interconexión entre Itaipú y Yacyretá en territorio paraguayo –habiendo suficiente financiamiento disponible– es una verdadera traición a la patria que esperamos no se concrete.
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