A fin de preservar esas masas de hielo, la Cámara de Senadores de la República Argentina aprobó el 22 de octubre pasado la ley de presupuestos mínimos para la protección de glaciares y el ambiente periglacial. Esta tiene como objetivo principal identificar y proteger los cuerpos de hielo en nuestra cordillera como fuentes proveedoras de agua dulce, señala el doctor Ricardo Villalba, Investigador del Conicet y director de Instituto Argentino de Niviología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA).
Esa ley penaliza la dispersión de residuos químicos sobre los glaciares, la dispersión de basura por turismo masivo no ambientalista, su destrucción para el emplazamiento de obras civiles (hoteles), la construcción de caminos sobre los cuerpos de hielo, la explotación minera y petrolera sobre los glaciares o en áreas muy próximas que puedan afectar la calidad del agua que de ellos emerge. Estas son medidas que ayudan a conservarlos y permitirnos contar con agua no solamente en cantidad, sino también en calidad adecuada, explica Villalba.
A pesar de la importancia que revisten los glaciares situados o largo de la Cordillera, aún no se cuenta con información precisa sobre su número, su ubicación y su tamaño. Hasta el presente se han realizado inventarios parciales en el país y la mayoría de esos datos están desactualizados.
De acuerdo con esa ley, el IANIGLA estará a cargo de coordinar el Inventario Nacional de Glaciares que se realizará en colaboración con profesionales de instituciones nacionales como las universidades, el Conicet, la Subsecretaría de Recursos Hídricos, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, la Prefectura y la Gendarmería Nacional, entre otros organismos.
Como los cuerpos de hielo están continuamente evolucionando principalmente en respuesta a las variaciones climáticas, el inventario además de identificar los cuerpos de hielo realizará su seguimiento para cuantificar los cambios ocurridos con una periodicidad no mayor a los 5 años. Los glaciares a lo largo de nuestra Cordillera son muy variados en su génesis, forma, aspecto y evolución, lo que requiere contar con un plantel de profesionales especializados que puedan cubrir todos los aspectos técnicos que el Inventario Nacional de Glaciares requiere.
Como consecuencia del calentamiento global la mayoría de los cuerpos de hielo en nuestro país están en franca retracción y de mantenerse estas tendencias muchos de esos glaciares, principalmente los más pequeños, pueden desaparecer en las próximas décadas.
Para una correcta planificación del agua como recurso en los Andes Centrales, resulta fundamental monitorear la evolución de los cuerpos de hielo. Dado el riesgo que representa el calentamiento climático sobre la retracción y posible desaparición de glaciares, debemos evitar que un sinnúmero de actividades humanas pongan más en riesgo su evolución y conservación. |
|
|