Octavio tiene 4 años y está muy concentrado en su tarea. Levanta la vista para mirar a su papá y le señala un plástico en medio de los yuyos. "Sí, eso sí", le dice el padre a su pequeño, que mete sus manos protegidas por guantes entre el pasto y, como si fuera un tesoro, saca la basura y la introduce en una gigantesca bolsa de consorcio.
Esa imagen se repitió una y otra vez durante la mañana de ayer en las márgenes del río Suquía, como parte de un trabajo comunitario organizado por Tala Rugby Club, donde unos 600 jugadores de rugby y jugadoras de hockey (desde primera división hasta la premini de menores de 6 años), con sus respectivos entrenadores y una gran cantidad de padres, cumplieron con la limpieza que se desarrolló desde el puente de Villa Warcalde hasta la altura de las inmediaciones del club.
La iniciativa tomó cuerpo gracias a una propuesta de Fernando Lastra, ex jugador de Tala, que prendió rápido en la dirigencia encabezada por el presidente Ariel Mammana. La idea surgió a partir de la necesidad de tomar conciencia de que el río es un bien público, y, como tal, no es que no sea de nadie si no que, por el contrario, es de todos.
Como parte de una denominada "actitud Tala" de ser partícipe de lo que suceda con la sociedad y el medio ambiente, se organizó la jornada de limpieza convocando a toda la comunidad del club y a los vecinos que quisieran sumarse. Y con un objetivo principal de educar a los jóvenes del club en el cuidado de los espacios públicos y una concientización general.
Al trabajo. La actividad comenzó a las 10, cuando cientos de jóvenes desafiaron el calor y coparon la tribuna del club para escuchar las palabras de agradecimiento de Mammana, tanto para ellos y sus familias como para el arquitecto José Ferrero, subsecretario de Planeamiento Urbano de la Municipalidad de Córdoba, y la bióloga Eugenia Álvarez, coordinadora del Programa de Recuperación del Río, quienes, además de destacar la iniciativa, llevaron la adhesión del intendente Daniel Giacomino. También estuvo Sergio Nirich, ex director de la Agencia Córdoba Ambiente y ex jugador de la institución.
De inmediato, "las patrullas de limpieza" bajaron a las márgenes del río y comenzó el rastrillaje. Desde ese momento, nadie paró de trabajar y de asombrarse: un calefón oxidado por acá, un tambor de lavarropas por allá, el esqueleto de una moto unos metros después y una gran cantidad de alambre, plástico, hierros y chapas por todas partes. Hasta una olla, que un niño tomó como trofeo de guerra.
Mientras pasaban al lado de un contenedor repleto de desperdicios, el final encontró a los más viejos ("Te acordás cuando nos bañábamos acá", decía con nostalgia uno) y a los más jóvenes ("¡Qué bueno estuvo esto!", afirmaba orgulloso Facundo, de 13 años) unidos en la satisfacción de saber que habían dado un gran paso en la misión de recuperar el querido río Suquía.b
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