El directorio de OSE y la directora de Medio Ambiente presentaron públicamente el resultado de los estudios sobre la calidad del agua en Nueva Palmira, que habían sido solicitados por casi mil firmas de los locales.
Los vecinos comenzaron a movilizarse hace más de un año, ante la presencia de la planta de Isusa en la zona de Agraciada. En aquel momento, plantearon la inquietud sobre la descarga de 800 toneladas de azufre en la planta, y exigieron garantías sobre su tratamiento.
Entonces se iniciaron los reclamos por la realización de controles del estado del suelo y del agua en toda la zona, de manera de poder comprobar tanto la calidad actual como el impacto de la instalación de nuevos emprendimientos. La inquietud crecía ante los cambios que se están produciendo en la región, como el intenso movimiento marítimo de la terminal portuaria. Los vecinos presentaron casi un millar de firmas apoyando la realización de estudios ambientales.
Con el objetivo de contestar a estas demandas, el directorio de OSE y la directora Nacional de Medio Ambiente fueron a Nueva Palmira para transmitir a los vecinos los resultados de los estudios realizados. El acto se cumplió en el Club de Leones de la ciudad.
La vicepresidenta de OSE, Carla Postiglione, confirmó la legitimidad del derecho de los ciudadanos a conocer los estudios de potabilización del agua, y les comunicó a los asistentes que el estado actual de la misma es de total normalidad.
La jerarca indicó que los estudios habituales de aguas en la región presentaban niveles óptimos. No obstante, ante el pedido de los vecinos, se profundizó en estudios específicos que dieran cuenta de la presencia de factores externos incidiendo en la calidad del agua.
Los estudios se realizaron en la toma de agua corriente y en distintos puntos del río Uruguay y sus afluentes, en el entorno de Nueva Palmira. En todos los casos, los niveles de presencia de sustancias no superan lo aceptable.
Se estudió la presencia de sulfito, sulfato y elementos relacionados con el azufre. También se hicieron estudios bacteriológicos y se investigó la presencia de rastros de 17 plaguicidas, atendiendo a su uso en las zonas rurales del entorno. En ninguno de estos casos se detectó un nivel inadecuado de residuos en el agua.
Los estudios sobre metales como hierro, sodio, manganeso, aluminio, cromo o plomo, entre otros, tampoco presentaron resultados por encima de lo permitido.
Integrantes de la comisión local dijeron a El País, que se realizará una evaluación de los datos recibidos y se pedirá orientación a profesionales.
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