El inicio de la tercera etapa del Plan Maestro para el saneamiento de la cuenca del Río Salado -una cuenca con recurrentes inundaciones que afectan a millones de hectáreas bonaerenses donde se genera entre el 25 y el 30 por ciento de la producción agropecuaria del país- depende de la obtención de financiamiento por parte de la Provincia, ya que por el momento, no existen partidas disponibles para poner en marcha los trabajos. Así lo denunciaron representantes de las entidades del campo y lo admite el propio gobierno bonaerense.
Aunque en junio pasado Nación y Provincia firmaron la carta intención para avanzar en la licitación de las obras, que demandarían unos mil millones de pesos y permitirían, en un plazo de 730 días, mejorar la conducción del río en su parte inferior, por el momento no hay dinero para encarar la obra, que deberá cubrir unos 118 kilómetros entre el arroyo Los Poronguitos y la laguna Las Flores Grande, en los distritos de General Belgrano, San Miguel del Monte, Chascomús y General Paz.
Al respecto el director provincial de saneamiento de obras hidráulicas, Daniel Corolli, dijo a DIB que “el objetivo es que antes de fin de año se lleve a cabo la licitación para la tercera etapa”, sin embargo reconoció que aún no hay fondos para llevarla a cabo y no descartan pedir financiamiento externo.
Corolli estimó que la obra permitirá aumentar un 12 por ciento la superficie dedicada a la ganadería, un 10 por ciento la de la cuenca lechera y un 8 por ciento la tierra dedicada a la agricultura, una superficie que hasta ahora esta sujeta a inundaciones bastante periódicas. El último gran desborde del Salado se produjo en 2001 y 2002 y dejó bajo las aguas a unas 8 millones de hectáreas en toda la cuenca del Río.
El funcionario señaló que básicamente “dependemos de que haya financiamiento porque los proyectos están como para que avance la obra” y admitió que aún falta realizar el 5 por ciento de la segunda etapa del plan y espera que se concrete para marzo próximo.
Consultado sobre las recurrentes demoras para que finalice esa etapa, Corolli dio una explicación categórica: “para hacer una obra de esta envergadura deberíamos manejar entre 400 y 500 millones de pesos por año, pero la realidad es que el presupuesto disponible para este año fue de 100 millones, la obra no está parada pero es fundamental contar con más recursos para avanzar”.
En febrero último, la ministra de Infraestructura, Vivienda y Servicios Públicos de la provincia, Cristina Alvarez Rodríguez, había planteado la necesidad de conseguir los recursos para poder avanzar con la tercera etapa y –en una entrevista concedida a DIB- había estimado que para abril o mayo pasado la segunda etapa de la obra estaría concluida. Hoy la falta de recursos pospone la fecha para marzo próximo, según estima Corolli.
Según se informó desde la cartera de Infraestructura, los millones de metros cúbicos de tierra que se extraerán se reutilizarán “para rellenar zonas que se encontraban siempre anegadas. Esto permitirá que se reinserten al sistema productivo tanto explotaciones agrícolas como ganaderas, respetándose los humedales existentes y la biodiversidad”.
En declaraciones a DIB, el directivo de la Federación Agraria Argentina, Miguel Quarleri, expresó su preocupación por el financiamiento para la tercera etapa de la obra: “el miedo que tenemos es que retiren la maquinaria de la zona por falta de plata”, señaló, al tiempo que agregó que aunque es poco lo que falta de la segunda etapa del plan, es una prioridad para la zona.
La preocupación del dirigente se centra en cuestiones climáticas: “el tiempo en la zona este año ha acompañado bastante bien, pero no hay que hay que olvidar que por mayor impacto que tenga la crisis financiera, a la hora de buscar dinero para las obras, es una zona donde caen 400 milímetros y empezamos a retroceder con las obras en la proporción que se avanzó”. Y les recordó a los funcionarios –tanto de nación como de provincia- que son ellos los responsables de ejecutar la obra y obtener el dinero.
Por su parte, Alejandro Jaureguibarri¬, dirigente de Carbap que integra el comité auditor de la primera y segunda etapa de la obra –que integran representantes de las cuatro entidades del campo (FAA, SRA, CRA y Coninagro) y la Unión Industrial Argentina-, recordó a esta agencia el compromiso que asumió la presidenta de la Nación, Cristina Fernández, este año en la ciudad de Bragado, de finalizar la obra. “Confiamos en que la obra se haga, pero estamos preocupados por los plazos, la cuenca es muy grande y aún con pocos recursos sería fundamental hacer limpiezas en sectores estratégicos”, dijo.
Señaló que la preocupación es que los retrasos son constantes: “la segunda etapa se preveía terminada hace por lo menos siete meses y ahora estiman que será dentro de cuatro meses, y vamos a ver si llegan”.
Aunque en junio Cristina Fernández anunciaba como un hecho el inicio de la tercera etapa del plan, todo indica que su implementación dependerá de la búsqueda de crédito externo, ya que, aunque el Gobierno insista en que el saneamiento de la cuenca no está paralizado, todo indica que el presupuesto actual es insignificante para la magnitud de la obra. (DIB)
FINANCIAMIENTO Y ETAPAS
Tanto el Gobierno Nacional como el bonaerense comparten el financiamiento y la responsabilidad por los trabajos del plan, que según su propuesta original demandaría unos 5 mil millones de pesos. Para enfrentar el problema se creó el Fondo Hídrico Nacional, que, sin embargo, no es suficiente para cubrir la envergadura de las obras.
El plan fue diseñado en la década del 90 y comenzó a implementarse en el año 2003 para sanear la cuenca del Salado con la intención de dirigir los desbordes, regular el cauce en épocas de poca lluvia y recuperar, así, terrenos productivos.
Según los datos del Ministerio de Infraestructura provincial, la primera etapa –comprendida entre el canal 15, en Castelli, y la laguna Las Barrancas, del partido de Chascomús-, está concluida en su totalidad, mientras que la segunda -entre Las Barrancas y el arroyo Los Poronguitos, en General Belgrano- está completa en un 95 por ciento.
"Lo que hay que entender es que los trabajos van a funcionar correctamente en conjunto, y para esto hay que avanzar integralmente”, consideró Quarleri y agregó “por favor le pedimos al Gobierno que es urgente conseguir financiación”.
GRISADO: EL PLAN EN NÚMEROS
* El Plan Maestro Integral de la Cuenca del Río Salado elaborado por la provincia de Buenos Aires se propone reducir los impactos negativos que tienen las inundaciones y sequías y alcanzar así el potencial económico de todas las actividades desarrolladas en dicha cuenca, que abarca 170.000 kilómetros cuadrados.
* Esta superficie, que representa más de la mitad de la superficie de la Provincia de Buenos Aires, involucra una población de más de un millón de personas y justifica entre 25 y el 30 por ciento de la producción de granos y carnes del país.
* El período de construcción de la obra fue estimado en cinco años y comenzó a implementarse en 2003.
* La Cuenca del Río Salado está integraba 56 municipios de los 134 los distritos de toda la provincia.
*En la Cuenca del Río Salado se produce aproximadamente el 60 por ciento del trigo de todo el país, el 45 por ciento del maíz, el 20 por ciento de la cebada, el 40 de la Soja; el, el 67 por ciento del Girasol, el 16 de la Carne y el 8 de la leche.
* Cada inundación provoca pérdidas en el 20 por ciento del territorio de la Cuenca del Río Salado.
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